Francisco
"Paco" Urondo nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico
y militante de la organización Montoneros, donde pertenecía al equipo de
prensa.
Dió
su vida luchando por el ideal de una sociedad más justa.
"No
hubo abismos entre experiencia y poesía para Urondo." -dice Juan Gelman-,
"corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un
poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos
que van del misterio de la lengua al misterio de la gente.
Paco urondo (Al centro) |
Paco
fue entendido en eso y sus poemas quedarán para siempre en el espacio
enigmático del encuentro del lector con su palabra.
Fue
-es- uno de los poetas en lengua castellana que con más valor y lucidez, y
menos autocomplacencia, luchó con y contra la imposibilidad de la escritura.
Juan Gelman |
“Yo
empuñé las armas porque busco la palabra justa” es, quizá, la frase más famosa
de Francisco Urondo. Una frase que Juan Gelman, su entrañable amigo, alguna vez
le oyó decir como al pasar y en la que se atisba cierto temple cervantino.
Poeta, periodista, militante y guerrillero; hijo de una dialéctica que no
discernía la acción de la palabra, Paco Urondo fue un hombre de armas y de
letras en un momento en que el mundo parecía estar ahí de dar un vuelco. “Años
de calentura histórica” (las palabras son de David Viñas) en los que un poema
del líder vietnamita Ho Chi Minh repicaba en el Parnaso de los poetas de
izquierda, arengándolos en el deber de saber combatir y “armar de acero los
versos” que escribieran, y en los que una mítica revista literaria argentina
(cuyo nombre no fue otro que La rosa blindada) pretendía que la poesía fuera
“un artículo de primera necesidad como el pan y el fusil” en América latina.
La
consecuente labor poética de Urondo no sólo no entró en contradicción con su
militancia política sino que tampoco se subordinó a ella. Urondo dejó en claro
–en el ethos de héroe trágico que aunó su obra y su vida– que no era necesario
abandonar la escritura para hacer uso de las armas. A diferencia de Rodolfo
Walsh, su compañero de militancia en Montoneros, Urondo no se vio ante esa
disyuntiva. Un dilema que al autor de Operación masacre lo llevó a ver la
literatura como una adicción de la que era necesario reponerse. “Poética, en
griego, quiere decir acción”, afirmaba en 1973 Urondo en una entrevista. “En
este sentido, no creo que haya demasiadas diferenciaciones entre la poesía y la
política (...) Por la poesía, por la necesidad de usar las palabras en toda su
precisión y significación he llegado al tipo de militancia que ahora tengo.” De
esos dichos al “Ya no escribo más” que, en uno de sus arrebatos por abandonar
la ficción, Walsh anotaba en su Diario por aquel entonces hay, en efecto, una clara diferencia.
El
17 de junio de 1976, con motivo de una encerrona de fuerzas conjuntas de la
policía y el ejército, muere Paco Urondo en Mendoza. Tenía 46 años
La
vida y la muerte en la revolución
“Decime
una cosa, Simón: ¿a vos te gusta la gente?” No, así como estaban, no. A él le
pasaba lo mismo; a Mateo también. A Marcos, seguramente, quién sabe, al mismo
Che: sin embargo se arriesgaron por esa gente, por esos hombres insatisfechos;
murieron por ellos”
Francisco
Urondo. Los pasos previos. 1971
¿Qué
estaba pensando Urondo a inicios del ’70
respecto de la función del arte, la poesía, la cultura, la revolución, la vida
y la muerte? Para buscar respuestas vamos a mirar algunos textos significativos:
la novela Los pasos previos, escrita en el ’71 y publicada en el ‘73; Trelew.
La Patria Fusilada, reportaje publicado por Crisis en el mismo año y que Urondo
ha realizado a los tres sobrevivientes de la masacre perpetrada el 22 de agosto
de 1972, un día antes de la liberación de todos los presos políticos que se concreta en el inicio del gobierno de
Cámpora; y un artículo referido a la vanguardia y los intelectuales en la
revolución, que publica en septiembre del ‘74 junto a algunas poesías que
pertenecen al libro Cuentos de Batalla.
La
Patria Fusilada expresa la línea peronista del revolucionario Urondo y pone en
evidencia una tensión entre populismo y vanguardia. Se plantea que la acción
represiva, que se viene produciendo desde el 16 de junio de 1955, busca
“separarnos a nosotros de Perón y del pueblo”: es decir a la formación de
vanguardia guerrillera del líder y la masa e impedir el proceso electoral.
Creen que si Perón es desplazado, el peronismo se puede integrar al sistema. La
guerrilla está definida como “una expresión política del pueblo en condiciones
de represión y de opresión extremas”. Ha sido aceptada por el pueblo a pesar de
estar integrada por militantes cuya extracción de clase no es popular u obrera
porque “el pueblo mismo tenía experiencia de violencia y de lucha que venía
haciendo por sí solo” y porque lo que importa es la inclusión de clase. Así es
como la masacre de Trelew genera una reacción popular tan importante que coloca
a la dictadura en retirada.
En
Crisis, en 1974, sostiene que la vanguardia debe existir para modificar el
estado de cosas y tiene que construirse no solamente en el terreno político
sino también en el cultural porque actúan en permanente interrelación. Hay que
colocarse en el momento histórico, conocer el estado de situación para no
actuar a espaldas de la realidad que, desde su punto de vista, sería la forma
de hacer política del ultraizquierdismo, y que lleva al vanguardismo, es decir
al desprendimiento del conjunto de la sociedad aunque advierte también que no
hay que caer en el populismo. En ese facilismo de decirle al pueblo todo el
tiempo que sí.
Le
da principalidad al rol del intelectual en el movimiento revolucionario de
vanguardia pero dice que los intelectuales tienen “un enemigo difícil de aislar
y de aniquilar. Ese enemigo son ellos mismos. O dicho de otra manera, a estos
trabajadores de las ideologías, lo que más les obstaculiza la tarea es la
propia ideología.”
Otro
tema que aparece en este artículo es su concepto de la muerte. Urondo, lejos
del “culto a la muerte”, sostiene:
“El
Che decía que la revolución es un acto de amor. Y es cierto, porque los actos
de amor requieren entrega y lucidez”.
“Osar
morir da vida”, me recordaba Lezama Lima que alguna vez dijo José Martí. Cuando
se considera a la vida una propiedad privada, sólo el heroísmo, con su carga de
posteridad o, en el mejor de los casos, de búsqueda de inmortalidad, permite la
osadía de ponerla en riesgo. Pero el sentido de la osadía que propone Martí no
es individualista, sino que responde a una concepción ideológicamente más
generosa. Porque la vida no es una propiedad privada, sino el producto del
esfuerzo de muchos. Así, la muerte es algo que uno no solamente no define, que
no sólo no define el enemigo ni el azar, que tampoco puede ponerse en juego por
una determinación privada, ya que no se tiene derecho sobre ella: es el pueblo,
una vez más, quien determina la suerte de la vida y de la muerte de sus hijos.”
Esta
misma reflexión van a realizar sus personajes de Los pasos previos. Es una
concepción comunista: la vida y la muerte son hechos colectivos. Además este
concepto está en toda la lógica de la época en el sentido de que en la
prolongada tarea en pro del triunfo de la revolución y por la liberación de la
humanidad, las clases dominantes, a medida que aumenten los niveles de lucha,
van a aumentar los niveles de tortura, represión y barbarie, y por lo tanto
también crece el riesgo de morir.
Rodolfo Walsh, E. Coronel, José Vázquez, R. de Luca y Raimundo Ongaro |
Se
entrecruzan en la novela textosde ficción con entrevistas que le hacen en
Cristianismo y Liberación a Raimundo Ongaro de la CGT, y textos de Rodolfo
Walsh, o escritos en conjunto por Ongaro y Walsh. Estos discursos ponen en
escena la cantidad de discusiones que se daban en la Argentina en el
’66,’67,’68 en relación a si era posible o no la lucha armada, de qué manera
tenía que llevarse adelante; si el foquismo y la guerra revolucionaria de
Guevara, tal como se había expresado hasta su muerte en Bolivia, debía tener
modificaciones o no; cómo debe evaluarse la experiencia de guerrilla urbana que
están desarrollando los Tupamaros en el Uruguay; cuál era el papel de los
intelectuales en la revolución y cuál, el rol de Cuba. Se contrastan las
visiones de la nueva y la vieja izquierda, con clara inclinación hacia la nueva
y presentando a la vieja como encerrada en dogmas que no le permiten el
encuentro con la realidad como por ejemplo, no puede comprender el cordobazo.
En
el relato ficcionalizado aparecen artistas, intelectuales, actrices, actores,
pianistas, escritores que llevan una vida bohemia, de halago para el propio
cuerpo; y en determinado momento algunos de ellos se van a integrar a la lucha
armada. Además se van presentando escenas eróticas y de enamoramientos a medida
que se desarrolla la propia militancia. Urondo se atreve de esta manera a
romper con el modelo del militante puritano que debe renunciar al goce de la
vida para desarrollar su militancia. Y lo hizo no sólo con las temáticas que
circulan por sus escritos sino además en su vida práctica.
Paco
era un tipo lleno de vida que sin embargo eligió morir para no delatar a sus
compañeros. Entendía su muerte como un mandato colectivo y le horrorizaba lo
que podía significar la tortura en cuanto a romper las barreras de las personas
y obligarlas a delatar a otras; probablemente desde esta perspectiva del horror
a la delación es que tenga que interpretarse la cuestión de la pastilla de
cianuro en Urondo . No desde el punto de
vista del culto a la muerte y no tampoco de lo que quería la organización
Montoneros, respecto de lo que ellos consideraban debían ser héroes
inquebrantables; justamente Urondo lo que estaba pensando es que él no era
inquebrantable, y que lo que no quería hacer era delatar porque le parecía el
acto más indigno.
Bibliografía:
Urondo,
Francisco.
*Los
pasos previos, Bs.As. Adriana Hidalgo editora S.A., 1999.
*Poemas
de batalla. Antología poética 1950-1976. Selección y prólogo de Juan Gelman.
Bs.As., Seix Barral, 1998.
*“La
patria fusilada. Testimonios de María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps y
René Haidar, sobrevivientes de Trelew”, Bs.As., Crisis N°4, agosto 1973.
*“Textos
y Poemas”, Bs.As., Crisis N°17, setiembre 1974.
A veces no basta con estar vivo, hace falta vivir. Tipos como Urondo, Gelman, el Che y tantos otros lo sabían. Por eso fueron lo que son. Por eso no mueren, y como dice Galeano, son nacedores natos.
ResponderEliminarMuy buen análisis.
Me seguiré emocionando siempre con la frase "Yo empuñé las armas porque busco la palabra justa."
Gracias por tu comentario!
Eliminar