Nació
el 4 de julio de 1895, en Esperanza, provincia de Santa Fe en Argentina.
Esteban Laureano Maradona fue un médico que no hizo otra cosa que cumplir con su tarea, con abnegación y una profunda vocación de servicio. Sin embargo, el compromiso que asumió como profesional, la labor desinteresada y solidaria, la denuncia de la injusticia y la defensa y atención de los indígenas y de los pobres, sumadas a la humildad con la que enfrentó el reconocimiento de su obra, valen por sí solas para destacar al hombre que orientó su saber y su esfuerzo en quienes nada tenían.
Hacia 1930, se radicó en Resistencia (Chaco), y hacia 1932 se alistó y trabajó como voluntario en el Hospital Naval de Asunción, durante la guerra del Chaco o "del petróleo". Llegó a ser director del hospital, sobre el final de conflicto.
Desde 1935, y durante 25 años, vivió en Estanislao del Campo, un pequeño pueblito en donde el tren que lo llevaba a Tucumán se detuvo a hacer un trasbordo de pasajeros, y donde se quedó a atender a una parturienta que se debatía por su vida y la de su hijo en un parto distóxico en medio del monte formoseño.
La Universidad de Formosa se encargó de destacar su figura a nivel internacional: en tres oportunidades fue propuesto para el premio Nobel de la Paz, sin embargo y a pesar de no obtener nunca esa distinción, la Organización de las Naciones Unidas le entregó el premio Estrella de Medicina para la Paz.
Entre sus otras obras, las producciones escritas, pueden citarse A través de la selva (1936); Recuerdos campesinos; Dendrología; Animales cuadrúpedos americanos (1935); El problema de la lepra; Vocabulario indígena toba-pilagá (1938).
Murió en Rosario el 14 de enero de 1995 a los 99 años. Fue el "Doctorcito
Dios", el "Doctor Cataplasma", el "Doctorcito
Esteban", el "médico de los pobres", como lo llamaban sus
pacientes, con profundo amor y devoción.
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