miércoles, 12 de diciembre de 2012

13 de diciembre de 1939: El hundimiento del Graf Spee




13 de diciembre de 1828: El fusilamiento de Dorrego









(Fuente: José T. Guido, Biografía de Manuel Dorrego)
(El fusilamiento de Dorrego, obra de Rodolfo Campodónico)



Dorrego (…) pidió a La Madrid, compadre suyo, le acompañase al lugar de la ejecución. Éste contestó: “No tendré valor para presenciar la muerte de un amigo”. Quiso a lo menos cambiar de chaqueta con él. Hecho esto, y después de entregarle otras prendas de su uso, como memoria a sus dos hijas que iban a ser huérfanas, dijo: “Ya estoy pronto”. Se le instó subiese a un carruaje, porque había que andar alguna distancia, a lo cual replicó: “No: mis piernas están tan firmes como mi corazón”.

Pónese en marcha: ninguna insignia decoraba su traje. Una corbata negra ocultaba las gloriosas y antiguas cicatrices de su cuello.

Al llegar al cuadro formado en medio de todo el ejército, saluda cortésmente al oficial de la escolta que le acompañaba. Se postra para recibir del ministro de Dios su última absolución. En seguida, levantándose, pide un abrazo al oficial encargado de mandar el fuego, y le recomienda transmitir en su nombre esta señal de cariño a todos sus compañeros.

Se vendan sus ojos animados por la llama de un sentimiento sublime; y en el instante mismo en que se escondía el sol de aquella tarde, resonó la horrible detonación de las armas que arrancaron en su verdor la vida de Manuel Dorrego. El cadáver del Jefe supremo de la República permaneció arrojado por algunas horas, hasta que se le dio humilde sepultura, sin féretro, cerca de la capilla del pueblito.

La noticia cayó en Buenos Aires como un rayo. No se veía en todos los semblantes sino la consternación o el temor.

Unas modestas exequias anunciadas a los pocos días en San Francisco atrajeron un concurso extraordinario en que todos pagaron el tributo de la más viva sensibilidad.

Un año después, el pueblo entero asistía durante tres días a los funerales decretados por el gobierno del general Viamonte. (sic) Exhumados los restos fueron conducidos decorosamente a San José de Flores. Ese vecindario asistió a los sufragios religiosos, y al panegírico que produjo honda sensación. Siguió el convoy a Buenos Aires, depositando los despojos mortales en la iglesia de la Piedad, de donde fue a recibirlos el Gobierno para transportarlos a un salón del Fuerte convertido en capilla ardiente. En ella se dijeron misas desde las cuatro de la mañana hasta las diez. Las preces del clero y de los ciudadanos dieron a ese lugar el aspecto de una romería a la tumba de un mártir o de un apóstol en los orígenes del Cristianismo.

La Catedral recibió ese depósito en un catafalco donde fue colocado por cuatro generales. La pompa de la iglesia católica acompañó los ritos consagrados por ella a los difuntos. Nunca se elevaron bajo esas bóvedas augustas tantos suspiros envueltos en incienso. Se pronunció por el canónigo Figueredo una oración fúnebre que él empezó con las palabras del libro de los Macabeos sobre Jonatan. En el mismo tiempo se celebraba una misa de “réquiem” en todos los curatos de la provincia, y se había decretado un luto de tres días.

El gobernador Rosas, con todas las corporaciones del estado y con el hermano del finado, asistía a la ceremonia.

Nunca desde el tiempo en que las reliquias de germánico fueron llevadas a Roma por su viuda se había visto a un pueblo lamentar más sinceramente la pérdida de uno de sus hijos.

Después, un carro de forma antigua y arrastrado por los ciudadanos, atravesó lentamente la ciudad. Los inválidos, los ancianos, los mendigos, los niños de las escuelas, seguían las filas compactas de un cortejo brillante que parecía interminable. Todo el ejército hacía los honores prescriptos para los Jefes Supremos de las Naciones. Durante el trayecto, guirnaldas de flores eran arrojadas  sobre el carro por las manos de la belleza.  Las salvas de artillería de los fuertes y de las estaciones navales retumbaban cada cuarto de hora durante todo el día, y se mezclaban a las graves armonías de una música triunfal.

Disipábanse ya las últimas vislumbres de la tarde, cuando esa marcha terminó en el cementerio. Allí Rosas leyó al reflejo de una antorcha este discurso: “¡Dorrego! ¡Víctima ilustre de las disensiones civiles!  Descansa en paz… La Patria, el honor y la religión han sido satisfechos hoy, tributando los últimos honores al primer magistrado de la República, sentenciado a morir en el silencio de las leyes. La mancha más negra en la historia de los argentinos ha sido ya lavada con las lágrimas de un pueblo justo, agradecido y sensible. Vuestra tumba, rodeada en este momento de los representantes de la Provincia, de la magistratura, de los venerables sacerdotes, de los guerreros de la independencia, y de vuestros compatriotas dolientes, forma el monumento glorioso que el gobierno de Buenos Aires os ha consagrado ante el mundo civilizado… monumento que advertirá hasta las últimas generaciones, que el pueblo porteño no ha sido cómplice en vuestro infortunio… Allá, ante el Eterno, árbitro del mundo, donde la Justicia domina, vuestras acciones han sido ya juzgadas: lo serán también las de vuestros jueces, y la inocencia y el crimen no serán confundidos… Descansa en paz entre los justos… Adiós, Dorrego, adiós para siempre”.

Las palabras que acaban de leerse eran dignas de la ocasión. Dominaba en ellas la razón de Estado; pero la historia, y aun la biografía, tienen la misión de dar a las acciones humanas su nivel, y austero culto a la verdad.

El examen atento del carácter y de los hechos de Dorrego no le presentan como un modelo del militar y del ciudadano en su significación más elevada. Faltó frecuentemente a uno de los primeros deberes del soldado, que es la subordinación. Como republicano, no tuvo la pureza que admiramos en otros ciudadanos. Halagó pasiones de la muchedumbre, y no fue escaso de promesas a sus amigos ni de sarcasmos a los que no lo fueron. Abusó de los resortes electorales, aprovechando los elementos que estaban más a mano. Alentó la vanidad  de caudillos, que él miraba como instrumentos de su elevación. Su correspondencia con ellos deja traslucir el deseo inmoderado de suplantar a sus rivales. El elogio a esos corresponsales no podía ser sincero, y cuando en una de sus cartas ofrecía al gobernador vitalicio de Santiago, don Felipe Ibarra, enviarle una espada de oro, reiría interiormente del dudoso mérito del correligionario. Tales defectos magnificados por sus enemigos, prepararon quizás la catástrofe. Pero ésta es solamente una faz de su figura histórica. Sus talentos fueron sobresalientes. Tenía las mejores dotes del tribuno popular y del orador parlamentario. Nadie le aventajó en la claridad y en la rapidez de concepción entre sus colegas del Congreso General Constituyente. Su corazón simpatizaba con todo lo grande y con todo lo bueno. Sintió con vehemencia el amor, la amistad, la admiración. Ardiente en los combates tuvo horror a la sangre y clemencia con el vencido, llegando a cubrir con sus propios vestidos al enemigo caído. Pagó el mal haciendo todo el bien posible, y salvando a sus perseguidores. En fin, durante su gobierno, desplegó para con sus opositores de la víspera una moderación que hubiera debido desarmarlos.

Sorprendido por la muerte sentía en su pecho el fuego juvenil, la vio llegar con la serenidad de un soldado argentino, y con la mansedumbre de los héroes cristianos.

Parecía que entre un ser tan noble y el cadalso había la distancia inconmensurable del zenit al ocaso.

Hubo sin embargo quien osó arrebatar a la naturaleza sus derechos y a la justicia su balanza. Las leyes divinas y humanas fueron conculcadas por el general don Juan Lavalle en ese cruento sacrificio. ¿Qué víctima era ésta, coronada con los laureles de la independencia americana, y rodeada de primicias de la paz que acababa de ofrecer a su patria? Dorrego, glorioso e inocente, era inviolable. Jamás soldado alguno arrojó sobre su conciencia mayor responsabilidad que Lavalle. Su ignorancia del derecho público, o su odio inconcebible, no disminuyen la magnitud del atentado consumado por su rebelión.

Así, ni los antecedentes esclarecidos de este general, ni su empresa para derrocar la dictadura, bastarían a redimirle, si su arrepentimiento tardío y su fin lamentable no hubiesen convertido en tristeza el rubor de sus conciudadanos.

Hay algo en el fondo de este episodio lúgubre que puede modificar el criterio de la posteridad.  

Existen razones poderosas para admitir que su fatal determinación le había sido sugerida en conciliábulos secretos por otros hombres cuyos principios le merecían absoluta confianza y por muchos de sus compañeros de armas.

Los nombres de aquellos conjurados fueron el tema de publicaciones en ambos mundos, pero no podemos, después de medio siglo, hacernos el eco de esas confidencias, cuando falta la evidencia perfecta, y cuando el error en éste casi sería la calumnia.

Hoy bajo un mismo cielo, testigo de esta inmolación, reposan eternamente casi justos, el ajusticiado de Navarro y el sacrificador. Sus urnas cinerarias, protegidas por la piedad, genio divino inclinado sobre los sepulcros, ofrecen lecciones más imperecederas que el cedro de que están fabricadas.

13 de diciembre de 1976: Masacre de Margarita Belén








(Fuente: CELS) 



En esta causa se investigaron los hechos que tuvieron lugar el 13 de diciembre de 1976 cuando 22 presos políticos que se encontraban detenidos en la alcaidía policial de Resistencia fueron fusilados por personal que respondía a la VII Brigada del Ejército, a cargo del general Cristino Nicolaides, en las cercanías de la localidad de Margarita Belén. Antes de la ejecución, habían sido torturados de manera brutal. La versión oficial sostuvo que las víctimas habían muerto a causa de un enfrentamiento con “delincuentes subversivos”, mientras eran trasladadas a la unidad penitenciaria Nº 10 de Formosa. Sin embargo, las contradicciones en que incurrieron las autoridades de la provincia y las investigaciones oficiales posteriores permitieron establecer que se había tratado de una masacre.



El juicio comenzó el 3 de junio de 2010 y los imputados fueron los militares Gustavo Athos, Horacio Losito, Aldo Martínez Segón, Jorge Carnero Sabol, Ricardo Reyes, Germán Riquelme, Ernesto Simoni y Luis Patetta; y el policía Alfredo Chas.



Luego de 34 años de impunidad, el 16 de mayo de 2011, el Tribunal Oral Federal de Resistencia condenó a  prisión perpetua a Athos, Losito, Segón, Carnero Sabol, Reyes, Riquelme, Simoni y Patetta, mientras que absolvió por falta de pruebas a Chas.

13 de diciembre de 1798. Nace el Coronel Juan José Hernández









Nació en Bs. As. el 13 de diciembre de 1798.  Fue su padre José Gregorio Hernández Plata, nacido en Jerez de los Caballeros, Extremadura, España, y María Antonia de los Santos Rubio y Moreno, del cual nacieron doce hijos, entre ellos los después coroneles Juan José Luciano y Eugenio María, y también Pedro Pascual Rafael Hernández, padre del celebrado poeta José Hernández, autor del “Martín Fierro”.
Don José Gregorio fue comerciante, siendo propietario de una barraca de comercio en la zona sur bonaerense.  Fue regidor del Cabildo de Buenos Aires y participó el 22 de mayo de 1810 en el histórico Cabildo Abierto.
Juan José Hernández concurrió de niño a los colegios de su ciudad natal, cursando en ellos sus primeros estudios, pasando luego a España, donde se inició en la carrera de las armas.  En su niñez había presenciado los épicos episodios de las invasiones inglesas, que hirieron vivamente su cerebro infantil.  También dejaron señal indeleble en su espíritu los acontecimientos de mayo de 1810 y la partida del Ejército Auxiliar.
Se alistó como voluntario bajo las órdenes del entonces sargento mayor Angel Pacheco, durante el interinato de gobierno del coronel Manuel Dorrego, después del sitio que soportó Buenos Aires por las montoneras vencedoras en la Cañada de la Cruz.  Entró a formar parte en clase de “aventurero” en el Batallón de Cazadores, cuando este cuerpo se pronunció en esta ciudad, el 9 de julio de 1820.
Con él marchó a campaña el día 18 del mismo mes a las órdenes de Dorrego, asistiendo a la toma de San Nicolás, el 2 de agosto; así como también a la batalla de Pavón, el 12 de este mes, en la que fue derrotado Estanislao López.  Se encontró en la acción de Gamonal, o de “Cañada del Monte”, el 2 de setiembre de igual año donde fue batido Dorrego por el caudillo santafecino.  Cinco días después, el 7 de setiembre de 1820, aquel Gobernador le extendía a Hernández despachos de teniente 2º agregado al Batallón 2º de Cazadores.
El 9 de octubre de 1826 fue promovido a capitán de la 2ª Compañía del 2º Escuadrón del Regimiento 5º de Caballería de Línea.  Poco después se incorporó al ejército de operaciones contra el Brasil, asistiendo a la batalla de Ituzaingó, por lo que recibió el cordón de honor y el escudo discernido por el Superior Gobierno.
Con fecha 7 de enero de 1828 el gobernador Dorrego le extendió despachos de sargento mayor del Escuadrón llamado “Defensores del Honor Nacional”, cuerpo con el cual permaneció acampando un tiempo en la Isla de Martín García, hasta que marchó a incorporarse a las fuerzas en operaciones contra los imperiales.  Sublevado dicho Escuadrón por las intrigas del general Rivera, este último tomó a su cargo la conquista de las Misiones Orientales, ocupadas por los brasileños; el sargento mayor Juan José Luciano Hernández marchó en julio de 1828 a formar parte del Ejército del Norte, que bajo el superior comando del general Estanislao López, debía operar contra los imperiales en el territorio de Misiones; prestando servicios en el Regimiento de Dragones desde el mes de setiembre, en Itaquí, sede de la comandancia en jefe de aquel Ejército, que ejerció el general Fructuoso Rivera hasta el final de la guerra, operando sobre San Borja, San Francisco y Cruz Alta.  En el curso de la campaña, Rivera propuso a la Superioridad que otorgara a Hernández la jerarquía de teniente coronel, la que se le concedió más adelante.
Hernández participó en la lucha contra el general Lavalle e hizo la campaña de Córdoba contra el general José María Paz, asistiendo al combate de Fraile Muerto, el 5 de febrero de 1831, bajo el mando de Pacheco; y en el cual fue derrotada la vanguardia del ejército enemigo mandada por el coronel Pedernera.  Hernández pasó el día 9 de aquel mismo mes, a comandar el 1er Escuadrón de su regimiento, a cuyo frente se halló en las jornadas de Calchín y Villa de los Ranchos, contra el ejército de Paz.  Terminada la campaña, el 19 de julio de 1831 fue designado su edecán por Juan Manuel de Rosas; revistando desde esta fecha en la Plana Mayor de Edecanes.
Acompañó al Restaurador en su campaña al Desierto, en 1833, mandando el Escuadrón Escolta; asistiendo a la toma de la Isla de Choele-Choel y a otras operaciones de importancia que tuvieron lugar en aquella expedición. 
Desempeñó la comandancia de Patagones hasta diciembre de 1841, en que regresó a Buenos Aires.
Desde 1849  revistó en la Plana Mayor de Edecanes de Juan Manuel de Rosas y para la campaña de Caseros fue nombrado jefe de uno de los agrupamientos de infantería.  Asistió a la Junta de Guerra convocada por Rosas la noche del 2 de febrero de 1852, y en la batalla del día siguiente, junto con el coronel Jerónimo Costa, Hernández tuvo a sus órdenes 8 batallones de infantería y varias piezas de artillería, que ocuparon el centro del dispositivo rosista.  Combatiendo con denuedo por la causa que había sostenido por espacio de un cuarto de siglo, murió gloriosamente al frente de las tropas, cuyo comando se le había confiado.
El coronel Hernández halló la muerte en circunstancias en que trató de imponer la disciplina a sus tropas contagiadas por el ejemplo desalentador de otros cuerpos, y que empezaban a desbandarse.  Sus propios soldados cometieron la infamia de volverse contra su Coronel y hacerlo víctima de su cobardía, acribillándolo a golpes de lanza.  Sus restos quedaron en el campo de batalla, y allí hubieran permanecido abandonados hasta ser sepultados en montón, si su cuñado, el Dr. Antonio Marcó del Pont, no se hubiese impuesto la piadosa misión de ir a recogerlos y conducirlos hasta el Cementerio de la Recoleta, donde fueron inhumados.  Según la tradición de familia, Marcó del Pont pudo identificar el lugar donde estaban los restos del coronel Hernández, gracias a la lealtad de un hermoso perro de este último, que le acompañó en la batalla, y muerto su amo, permaneció a su lado dos días, aullando tristemente, lo que permitió hallar el cuerpo de Hernández.

Acontecimientos del 12 de diciembre





1474 Isabel la Católica es proclamada reina en Segovia.




1543 en México estalla la revuelta de los encomenderos mexicanos.




1575 en el estado de Guanajuato, México, el virrey Martín Enriquez de Almanza ordena la fundación de la ciudad llamada posteriormente León.




1845 Proclama de Ibarra. El Caudillo federal santiagueño, tras la Vuelta de Obligado, llama a defender la Soberanía Nacional ante el ataque de los enemigos externos e internos




1861 Se disuelve la Confederación Argentina tras la renuncia de Derqui en Pavón, el vicepresidente Pedernera, amenazado por el ejército porteño y abandonado por Urquiza, declara "en receso" la autoridad nacional. Bartolomé Mitre asumirá de facto la presidencia.




1890 aparece en Bs As “ El Obrero”, uno de los primeros periódicos marxistas del país, fundado y dirigido por  el ing. alemán Germán Ave Lallemant




1898 en Bolivia estalla la Revolución Federal al mando del coronel José Manuel Pando.




1900 Max Planck expone su Teoría cuántica, base de la Física moderna.




1911 en India, el rey Jorge V del Reino Unido funda la ciudad de Nueva Delhi.




1914 Se inaugura en Mendoza, en el Cerro de la Gloria, el monumento al Ejército de los Andes




1914 Se estrena en Bs As el primer largometraje argentino. En el Teatro Colón y con la presencia del Pte Victorino de la Plaza, se estrena "Amalia"




1915 en Berlín, Hugo Junkers presenta el primer avión totalmente metálico.




1918 en Chile, el aviador Dagoberto Godoy hace por primera vez el cruce de la cordillera de los Andes en avión.




1963 Kenia se independiza de Inglaterra.




1968 Nicolino Locche, se consagra Campeón Mundial en Tokio, en la categoría welter junior, al derrotar al púgil local Paul Fují




1969 en el Sáhara Occidental, se constituye el Harakat Tahrir, Movimiento de Liberación del Sáhara, encabezado por Mohamed Sidi Brahim Basir.




1979 en Colombia se produce el 2° mayor terremoto de su historia en el Siglo XX, con una magnitud de 8,1 y un tsunami con olas de 5 metros que mataron a 259 personas en la costa del Pacifico




1980 Los gremios opositores a la dictadura crean la CGT Brasil. Saúl Ubaldini es elegido secretario Gral.




2004 Newell's Old Boys se consagra campeón del fútbol argentino.




2007 en Japón, Boca Juniors  clasifica a la final del mundial de clubes ganando en semifinales 1 gol por 0 al Étoile du Sahel de Túnez. 




·  Nacimientos del 12 de diciembre




1821 nace Gustave Flaubert, novelista francés, famosísimo por su obra  “Madame Bovary”




1863 nace Edvard Munch, pintor noruego. #ElGrito!




1893 nace Edward G. Robinson, actor yanki de origen rumano. Lo encasillaron haciendo de gangster, pero era un capo con más de 100 pelis




1915 Nace Carlos Humberto Perette, abogado y político radical argentino. Fue Vicepresidente de la Nación del Dr. Arturo Illia.




1915 nace Frank Sinatra, cantante y actor estadounidense. #LaVoZ!!! 






1927 nace Robert Noyce, inventor estadounidense del circuito integrado y el microchip




1940 nace la grossa de Dionne Warwick, cantante estadounidense de soul y pop. Fue prima de Whitney Houston 






1943 nace Dickey Betts, violero y voz  yanki de Allman Brothers Band hasta 2000 






1944 nace Diana Bracho, actriz mexicana. La viste en tiras como “Cuna de lobos” y en la peli “Y tu mamá también” entre otras




1946 nace Emerson Fittipaldi, automovilista brasileño. Bi campeón mundial de F1




1960 nace Manuel Bandera, actorazo español. Lo viste en “Las cosas del querer” Escuchalo! 

 




1970 nace la bella Jennifer Connelly, actriz yanki. La viste en “Laberinto”, “Una mente brillante” y “Diamante de sangre” e/otras




1974 nace Nolberto Solano, ex central peruano que pasó por Boca y actualmente es DT de Universitario de Deportes.




1976 nace Dan Hawkins, violero inglés fundador de  The Darkness 


 



·  Defunciones del 12 de diciembre




1939 muere Douglas Fairbanks,  “El rey de Hollywood”, actor yanki. Capo de la época muda con Chaplin, Mary Pickford (su esposa), fundador de United Artists  






1985 fallece Ian Stewart, tecladista escocés de The Rolling Stones. Miembro original de la banda “El 6to Stone”!!! 






1998 fallece Marco Denevi, escritor y guionista argentino, autor de ‘Rosaura a las diez’, ‘Un pequeño café’ , etc.




1999 fallece Ignacio Quirós, actor argentino de cine, teatro y tv. Muy popular en los 60 y 70



2000 fallece Libertad Lamarque, actriz y cantante argentina. La verdá es que no la banco, pero buehhh…







2005  muere Jon Cortina, sacerdote jesuita nacionalizado salvadoreño, fundador de la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos. #DelPaloDeArnulfoRomero!




2006 fallece el grosso Peter Boyle, actor estadounidense. Hizo del mostro en “El Joven Frankenstein”!!! Si no la viste, #Cortatelas!




2007 fallece Alberto Locatti, actor argentino famoso en los 60 y por tirar  su mujer por el balcón…




2007 fallece Ike Turner, músico estadounidense, ex esposo de Tina Turner #GOLPEADOR




2008 fallece Van Johnson, actor estadounidense. Hizo montones de pelis y series, hasta en Batman! (El Juglar) La última: “La Rosa púrpura del Cairo”




2010 Muere Adriana Calvo de Laborde, activista docente y militante  de los DDHH detenida desaparecida embarazada entre febrero y abril de 1977, dio a luz en cautiverio. Creadora de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos 







2011 Muere en Madrid Alberto de Mendoza, actor argentino de notable trayectoria en teatro, cine y tv.