Bolívar firma en Trujillo, el decreto de "Guerra a muerte" |
El 15 de junio de 1813 el
Libertador Simón Bolívar dicta, en horas de la madrugada, la famosa proclama de
Guerra a Muerte. Es un documento terrible, calificado por algunos como de
extrema crueldad y por otros como de una necesidad perentoria, como único medio
de hacer interesar a los americanos en su propia causa y de aterrar a los
españoles. Para los que han creído que esta Proclama de Bolívar en Trujillo era
totalmente innecesaria y contraria a la moral, baste con recordarles todos los
crímenes, excesos, violaciones, torturas, desmanes sin cuento de los realistas
en esos días en que veían acercarse el fin de su dominación en tierras
americanas.
La guerra en Venezuela había
adquiridóó un carácter particularmente violento entre los años 1813 y 1814. Las
crueldades y la falta de toda consideración para el contrario fueron la norma
entre los bandos beligerantes. Los realistas, desde 1811, se habían negado a
reconocerle beligerancia a los patriotas.
Los trataban como alzados,
bandidos y traidores al Rey, sin reconocerles el derecho a luchar por la causa
que defendían. En segundo término, la guerra de independencia presentaba
características de una guerra civil. Los realistas obtuvieron fáciles triunfos,
porque muchos pueblos se sublevaron contra los republicanos y proclamaron su
adhesión al Rey de España. En el propio campo de batalla, los soldados
patriotas desertaban y se pasaban al enemigo. Los jefes realistas supieron
aprovechar la influencia del régimen colonial sobre el pueblo, la ignorancia y
el fanatismo en que lo habían mantenido, para utilizarlo ahora en contra de la
causa independiente.
Era necesario, pues, crear
una conciencia nacional en favor de la independencia. El Libertador comprendió
este hecho y se dispuso a tomar medidas para impedir que el enemigo siguiera
teniendo éxito en sus propósitos de dividir al pueblo. Para transformar la
guerra civil en guerra internacional; para crear en el pueblo y en los soldados
la imagen de la patria libre que luchaba por la causa justa de su independencia
nacional.
Libertador Simón Bolívar |
Texto
de la Proclama de Guerra a Muerte
Simón Bolívar, a sus
conciudadanos Venezolanos:
Un ejército de hermanos,
enviado por el Soberano Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y
ya lo tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los opresores
de las Provincias de Mérida y Trujillo.
Nosotros somos enviados a
destruir a los españoles, a proteger a los americanos y establecer los
gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela. Los Estados
que cubren nuestras armas están regidos nuevamente por sus antiguas
constituciones y magistrados, gozando plenamente de su libertad e
independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper las cadenas de la
servidumbre que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin pretender
dar leyes ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría
autorizar
Tocados de vuestros
infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían
experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña y os
han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las
gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y en
fin han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la
más espantosa desolación. Así, pues, la justicia exige la vindicta, y la
necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo
colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su
escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la
mancha de nuestra ignominia y mostrar a las naciones del universo que no se
ofende impunemente a los hijos de América.
A pesar de nuestros justos
resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se
digna, aún, a abrirles por última vez una vía a la conciliación y a la amistad;
todavía se les invita a vivir entre nosotros pacíficamente, si detestando sus
crímenes y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción
del gobierno intruso de la España y al restablecimiento de la República de
Venezuela.
Todo español que no
conspire contra la tiranía en favor de la justa causa por los medios más
activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la
patria, y por consecuencia será irremisiblemente pasado por las armas. Por el
contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro
ejército con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos
ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se
conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados
civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela y se unan a nosotros; en una
palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado serán reputados
y tratados como americanos.
Y vosotros, americanos,
que el error o la perfidia os ha extraviado de la senda de la justicia, sabed
que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos,
en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables y que sólo la
ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de
vuestros crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene
a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte
vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y
propiedades; el solo título de Americanos será vuestra garantía y salvaguardia.
Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo
de vuestros hermanos.
Esta amnistía se extiende
hasta los mismos traidores que más recientemente hayan cometido actos de
felonía; y será tan religiosamente cumplida que ninguna razón, causa o pretexto
será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y
extraordinarios que sean los motivos que nos deis para excitar nuestra
animadversión.
Españoles y canarios,
contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en
obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun
cuando seáis culpables.
Cuartel General de
Trujillo, 15 de junio de 1813.
Simón Bolívar