El
de “Arroyo El Bellaco” fue un combate de la Guerra de Independencia sucedido el
14 de enero de 1813 en la desembocadura del arroyo El Bellaco sobre el río
Uruguay, cerca de Gualeguaychú, Entre Ríos, librado por una compañía de milicianos
reclutados entre los pobladores, ya que la mayor parte de las fuerzas de las
Provincias Unidas del Río de la Plata se hallaban concentradas en el sitio de
Montevideo y en el frente del Alto Perú. Fue parte de las acciones defensivas
de las poblaciones ribereñas del sur del Litoral contra los ataques y saqueos
realizados por buques armados realistas provenientes de Montevideo.
El
arroyo El Bellaco (llamado hoy arroyo Bellaco) desemboca al sur de las la del
río Gualeguaychú, unos 12 km al sudeste de la ciudad. Se trata de un riacho por
el que se permite el ingreso de embarcaciones pequeñas desde la ensenada
Bellaco en el río Uruguay.
El
12 de enero de 1813 el comandante del escuadrón de milicias de Gualeguaychú,
José Gutiérrez, recibió de los guardias que vigilaban la boca del arroyo el
aviso que dos buques realistas habían fondeado en él para abastecerse de leña. También
se le informó que en el puerto de Landa, más al sur, habían anclado otros cinco
barcos.
Previendo
un posible saqueo a Gualeguaychú, Gutiérrez pidió refuerzos al comandante de
Gualeguay, Juan Carlos Wright, y envió hacia la desembocadura del arroyo unos
30 milicianos bajo las órdenes del teniente José Ignacio González, y del
alferez Nazario Gomez, más otro grupo mandado por comisionado Bacilio Galeano.
El
14 de enero González no atacó, debido a la falta de municiones y a la órden de
esperar la llegada de más milicianos, algo que sucedió poco después, cuando se
le reunieron el capitán Gregorio Samaniego, con parte de sus hombres y el
capitán José Santos Lima con 25 milicianos llegados de Gualeguay.
Con
todas las fuerzas reunidas, atacaron por sorpresa logrando matar a 4 marinos
realistas. Tres veleros artillados fueron capturados, entre ellos la goleta “Nuestra
Señora del Rosario”. Fueron tomados 21 prisioneros, entre ellos 4 esclavos. Dos
realistas lograron escaparse lanzándose al agua, mientras que entre los fuerzas
criollas no hubo bajas.
En
el parte oficial de la batalla que Gutiérrez dirigió al Cdante Gral de los
Partidos de Entre Ríos, Elías Galván, figura el detalle de los elementos
tomados a los realistas:
“Exmo Señor: El doce
del que gobierna á las tres y media de la tarde tube parte por una de las
guardias que amparan la boca de este Riacho, que dos buques enemigos estaban
fondeados á su frente: á pocos momentos me avisa el Guarda-costa que en el
puerto de Landa hacian pie cinco mas. Ya se presagiaba que los piratas de
Montevideo maquinaban una formal expedicion con el designio de invadir á estos
puntos, saquearlos y demolerlos: á esta amenaza era consiguiente una medida
precautiva capáz de hacerle datar á la patria el nuevo triunfo con que se ha
coronado. La gloria de pronunciarlo quizá me habrá quitado el placer de
enriquecerlo con las maravillosas circunstancias que presenta su pormenor. Asi
es que aprovechando todo instante pedí auxilio á la villa del Gualeguay:
destiné 30 hombres de mi confianza á las órdenes del benemérito teniente de la
primera compañia D, José Ignacio Gonzalez, y alferez de la segunda D. Nazario
Gomez, á quienes debió reunirse la partida que mandaba el comisionado D.
Bacilio Galeano por orden que le di oportunamente al efecto. El enemigo se
habia entrado á un arroyo nombrado el Bellaco, en donde estaba abasteciendose
de carbon. Incontinenti le ordené se pusiese en marcha y el 14 trato el
enunciado Gonzalez de descubrir la situacion de éste y atacarlo. Su bizarria lo
hubiera sin duda efectuado á no haber creido que las municiones le eran escasas
para el logro de sus esperanzas. En este estado supe que se aproximaba el
capitan de la tercera compañia del nuevo esquadron de mi mando D. Gregorio
Samaniego con parte de su gente, y que le acompañaba el de igual clase D.
Santos Lima, á cuyo cargo venian 25 hombres de auxilio de Gualeguay. Con este
motivo ordené al enunciado Gonzalez se mantubiese especiando los movimientos
del enemigo, y que no comprometiese accion alguna hasta tanto no llegasen los
referidos oficiales debiendolo hacer solo en el caso que los buques hicieran el
ademan de mudarse. La aspereza y escabrosidad del lugar formaban la esperanza
del enemigo mas que sus propios esfuerzos: no obstante llegaron los nuestros,
se reunieron y persuadidos de que perder la vida por la patria no era otra cosa
que mejorarla, dieron la señal de alarma, lo provocaron, lo acometieron, y
triunfaron: panegirizar el mérito de ambos capitanes seria entristecerlo; por
esto es que lo dexo á su consideracion: pero aun hay mas que admirar: los
soldados de la segunda compañia de este esquadron Antonio Gorosito y Matias
Guzman, llevados del furor que les inspiraba la vista del enemigo acordaron
entre si abordar á uno de los buques sin mas armas que el sable en la boca, se
echaron á nado, y burlandose de su resistencia se hicieron dueños absolutos de
él con dos mas que se habían apresado. Los tres son los siguientes. A saber la
Goleta Nuestra Sra. del Rosario de 25 toneladas propiedad del gallego emigrado
Domingo Biscaya con dos cañones de á 4, 14 balas de este calibre, otros tantos
sacos de metralla y 8 fusiles cuyos enseres se detallan en la licencia que
trahia el patron de este buque. Otro de dos palos perteneciente al gallego
Vidal quien hacia de amo y patron de él segun consta de las declaraciones de
los prisioneros con dos cañones de 8, 16 balas de igual calibre 6 bolsas de
metralla, y 5 fusiles. Una balandra con un cañon de á 12, 11 balas
correspondientes 6 bolsas de metralla y 6 fusiles. Los prisioneros que quedan
en este quartel son 17, de los quales hay 3 gravemente heridos: 4 negros
esclavos tomados; entre estos aseguran que los muertos fueron 6 contando con 2
que se precipitaron al Uruguay, y que probablemente han perecido: por nuestra
parte no ha habido la menor desgracia: la precision de comunicar á vmd. esta
tan importante noticia habrá tal vez dexado en olvido algunas circunstancias
que merezcan anotarse; pero conforme se vayan presentando, tendré el honor de
irselas transmitiendo. Está demas exajerar á vmd. el ardimiento, y serenidad
con que la tropa sostubo los fuegos del enemigo, protestando ante las aras de
la patria no perdonar su existencia hasta ver restablecida nuestra suspirada y
santa libertad.—
Dios guarde á vmd.
muchos años. Gualeguaychú Enero 20 de 1813.
—Jose Gutierrez.
—Sr comandante general
de Entre Ríos D. Elias Galvan”
Fuentes:
Miguel Navarro Viola, Vicente
Gregorio Quesada,
Revista de Buenos Aires: Historia Americana,
literatura, derecho y veriedades.
Archivo General de La Nación