sábado, 22 de diciembre de 2012

Discépolo



23 de diciembre de 1951: Moría Discepolín


Enrique Santos Discépolo




Hijo de un músico italiano llamado Santo Discépolo, y de Luisa Deluchi, nació el 23 de marzo de 1901 Enrique Santos Discépolo. Cursó sus primeros estudios en el Colegio de Guadalupe de Salguero y Paraguay.



La vida lo golpeó de pequeño, en 1906 murió su padre y en 1910 su madre, por eso dijo: “Tuve una infancia triste. Yo nunca pude decir aquellos de “cachurra monta la burra” ni hallé atracción alguna en jugar a las bolitas o a cualquiera de los demás juegos infantiles. Vivía aislado y taciturno. Por desgracia no era sin motivo. A los cinco años quedé huérfano de padre y antes de cumplir los nueve perdí también a mi madre”



En tanto Tania dijo en un reportaje, sobre la niñez de Discépolo: “No había jugado nunca, ni a las bolitas, ni tuvo una bicicleta, porque estaba con unos tíos muy ricos que lo vestían de payaso todos los días... Le ponían el esmoquin, la corbatita para cenar y eso a él le dolía mucho. Enrique empezó a jugar y a hacer cosas de chico cuando me conoció. Nunca tuvo una bicicleta. No porque fuera pobre..., es al revés. El pobre era el hermano.”



Luego de la muerte de sus padres, Enrique y su hermano Armando se separaron, el primero fue a vivir con unos tíos que tenían un buen pasar pero que eran muy estrictos a la hora de conducir la vida de Enrique, esos fueron años muy duros para él.



Dejó el colegio religioso y terminó los estudios en un colegio estatal, pero su vida pegará nuevamente un vuelco cuando su hermano contrajo matrimonio y lo llevó a vivir con él, Enrique comenzó a disfrutar de una libertad que no conocía y estableció amistades que forjaron su vida.



Ingresó el Normal Mariano Acosta para ser maestro, pero al poco tiempo descubrió que su vocación era otra. En vez de concurrir al colegio “pegaba el faltazo” y concurría a una librería donde el dueño le permitía leer los libros que estaban a la venta.







El maestro se convierte en actor




Terminó sincerándose con su hermano cuando le transmitió que su verdadera vocación pasaba por ser actor. A partir de ese momento comenzó una vida de bohemia que le permitió conocer “un puñado de amigos” con los cuales compartió intereses por lo social y también proyectos de trabajo artístico.


Armando Discépolo




Sobre ese cambio de profesión dirá más adelante: “Mientras estudiaba para maestro descubrí mis facultades de actor. Fue en los ejercicios prácticos cuando daba lección a los chicos. Explicando mi clase, más que un profesor, parecía un monologuista. Recitaba, accionaba y hasta les marcaba el tipo. Esta vocación me la despertó y desarrolló el ambiente que respiraba en mi casa. Vivía por entonces con mi hermano Armando, que era y es bastante mayor que yo. Ambiente bohemio de gente de teatro: autores, actores y músicos eran visitas constantes en nuestra casa. Aquello me quitó pronto la escasa vocación que sentía por la enseñanza. Entonces empecé por hacerme la rabona. En vez de ir al Normal, me iba a una librería que había enfrente del colegio. Llevaba el mate y bollos para convidar al librero y él me prestaba libros. Pero no eran libros de texto, sino de teatro, de viajes, de aventura, de cuentos. Así seguí haciendo el cuento unos meses hasta que un día le dije a mi hermano que no quería ser maestro de escuela sino actor. Y antes de cumplir los dieciséis años debuté con Roberto Casaux”.

Roberto Casaux




A los quince años pasaba su mayor tiempo en la calle y en los “Cafetines de Buenos Aires”, también a esta edad subió por primera vez a un escenario. Debutó como actor en la obra el “Chueco Pintos” de Armando Discépolo y Rafael José de Rosa estrenada por Roberto Casaux el 22 de octubre de 1917. Al año siguiente estrenó su primera obra teatral “El Duende” escrita junto a Mario Folco, en el Teatro Nacional el 31 de julio de 1918.



Desde esa temprana edad estableció amistad con una gran cantidad de artistas, todos ellos con un fuerte compromiso social, algunos de los cuales, más adelante, conformaron el grupo que se conoció con el nombre de “Boedo” en contraposición al grupo “Florida”, el cuál mostraba un mayor interés por las formas, desligándose de cualquier interés social.



Esos días de bohemia que compartía con figuras de la talla de Juan de Dios Filiberto o Quinquela Martín, entre muchos otros, días de recorrer las calles de Parque Patricios, un amigo de aquellos días Guillermo Facio Hebecquer, comentaba: “Nos hallábamos alejados de todos los cenáculos artísticos en boga. Alejados de la calle Florida, de los ministerios, de la Comisión, de la Academia, y de todas esas puterías, viviendo en medio del arrabal en continuo contacto con el pueblo sufriente, haciendo de sus dolores y de sus rebeldías las nuestras”



Discépolo y sus amigos fueron conmovidos por los acontecimientos de la Semana Trágica ocurrida en 1919 donde una huelga en los talleres Vasena concluyó con la muerte de varios obreros, el cortejo fúnebre también fue atacado por la policía ayudada por los “nenes bien” de ultra derecha, el número de víctimas se incrementó incluyendo a niños y mujeres.


La semana trágica




Cuando se crea el grupo Boedo con la participación de Elías Castelnuovo y Roberto Mariani, algunos amigos de Discépolo también se integran, sin embargo Enrique prefiere mantenerse al margen, no obstante lo cual ya para esos tiempos, primeros años de la década del 20 ya mostraba un real interés por la situación de los trabajadores y de aquellos sectores más sufrientes.



En su recorrido por los barrios proletarios, Enrique incorpora sus conocimientos del alma del trabajador y las necesidades del pueblo que cada vez son reflejadas con mayor claridad en sus obras. Discépolo fue sobre todas las cosas un buen tipo, un hombre sensible, que captaba el dolor ajeno y lo sentía como suyo, nunca pudo desligarse del ambiente en que vivía y de su compromiso por los más necesitados.



En el año 1923 se estrena la importante obra “Mateo” que llevará la firma de Armando Discépolo, con un gran éxito. A partir de la repercusión de la obra, los coches de las plazas adquirirán el nombre de Mateo.



Tiempo después se estrena la obra teatral “El organito” de autoría de ambos hermanos Discépolo. En esta obra aparecerá el mundo de seres frustrados, casi marginales, expulsados de una sociedad para pocos. Se plantea la dificultad de la lucha por la subsistencia Galasso nos dice: “...en “El organito” apunta ese enfoque escéptico que reaparecerá en sus tangos, ese rebelarse contra la vida, contra esa vida que ‘nos la han hecho triste’ como decía Facio”



Tangos



Estando en Uruguay un amigo de Enrique, José Vazquez, le enseña a tocar la guitarra, los dos serán los creadores de “Bizcochito” a la postre el primer tango de Discépolo



Enrique tenía apenas 24 años, las urgencias económicas lo acompañarán durante gran parte de su vida, particularmente en aquella década del 20 y aún peor en la del 30. Pero su situación no era exclusividad la crisis castigaba a millones. De esas dificultades nace el tango “Que vachaché”.



Hasta ese momento las letras de tango machacaban fundamentalmente sobre los dramas pasionales, con la aparición de Discépolo y Manzi, el tango adquirirá una nueva dimensión que los hará definitivamente nacional también en sus letras. “Que vachaché” fue estrenado en 1926 en Uruguay bajo una lluvia de silbidos, cuatro años después obtendría la repercusión que se merecía, fue una de las grandes letras de Discépolo donde mostraba la dificultad para mantener los ideales en razón de las urgencias económicas:



Lo que hace falta es empacar mucha moneda,

vender el alma, rifar el corazón,

tirar la poca decencia que te queda...

Plata, plata, plata y plata otra vez...

Así es posible que morfés todos los días,

tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.

El verdadero amor se ahogó en la sopa:

la panza es reina y el dinero Dios.



Pero no ves, gilito embanderado,

que la razón la tiene el de más guita?

¿Que la honradez la venden al contado

y a la moral la dan por moneditas?

¿Que no hay ninguna verdad que se resista

frente a dos pesos moneda nacional?

Vos resultás, -haciendo el moralista-,

un disfrazao...sin carnaval...





También por aquel año 1927 surge el tango “Chorra” que a la luz de la escasa repercusión de sus otros tangos, Discépolo mantiene sin estrenar. También crea por ese tiempo “Esta noche me emborracho”, Azucena Maizani la estrena con una gran repercusión en 1928, será el primer éxito importante de Discépolo y el que le abre las puertas de los sucesivos éxitos. Enrique comienza a ser conocido y a tener un lugar entre las figuras del tango.



En 1928 conoce a una cantante española Anita Luciano (Tania) de la que se enamora, no tardan en ir a vivir juntos en un departamento de la calle Cangallo 1757

Discépolo junto a Tania




Luego del éxito de “Esta noche me emborracho” se estrena “Chorra” y vuelve con “Qué vachaché” que Tita Merello convierte en éxito en 1928.







Gardel grabó casi todos sus primeros tangos lo que legitimó y difundió la obra de Discépolo. La versión de Gardel del 10 de octubre de 1930 de “Yira Yira” fue uno de los grandes momentos de la música argentina según Sergio Pujol.






También empieza a ser reconocida su actividad de actor donde interpreta a disímiles personajes como un turco, un sacerdote, un químico o un soldado.



Nuevamente será Azucena Maizani quién le pondrá voz a un tango de Discépolo esta vez se trataba de “Malevaje”. Cuando Discépolo comenzaba a encontrar algo parecido al éxito una disposición alentada por el Ministerio de Marina prohibió la difusión radial de “Chorra”, “Esta noche me emborracho” y “Que vachaché”. Los almirantes de mentalidad retrógrada ponían el grito en el cielo ante el lenguaje popular de las letras tangueras, que además retrataba la dura realidad que castigaba al pueblo argentino.






Las palabras de Discépolo al respecto fueron las siguientes:”Me hacen gracia esos que creen que los idiomas los han hecho los sabios. Si la necesidad de un pueblo es capaz de crear un genio, cómo pretenden que se detenga en la creación de una palabra que le hace falta?”



A continuación, estamos en 1929, llegó su próxima producción. “Soy un arlequín” donde pinta el retrato de su alma dolorida, con un tema permanente para un buen tipo como Discépolo, el mal negocio del ser bueno, y a su vez la imposibilidad de ser otra cosa que eso: “La bondad no es profesión que halague, al contrario, duele. Más de una vez hubiera querido ser malo, de estafado perpetuo pasar a estafador, de hombre mordido a hombre que muerde. Pero nunca pude hacerlo. Para todo se necesita una educación, una sangre especial. Para ladrar hay que ser perro. Y no se puede ser luna y perro a la vez”.




La década infame




En 1929 una crisis financiera conmueve al mundo entero, Argentina también es sacudida. La desocupación afecta a millones de trabajadores de todos los países, el capitalismo en crisis muestra sus flaquezas. Las grandes potencias tratarán de descargar el peso de la crisis sobre sus colonias y semi-colonias. Argentina sufre ese embate, la oligarquía argentina necesitaba desembarazarse del viejo caudillo Yrigoyen para cuidar directamente de sus intereses en riesgo.



La crisis económica afectará a millones en nuestro país, Discépolo será uno de los afectados, su eterna dificultad se verá agravada por la crisis y también por su permanente tendencia a dar una mano al amigo necesitado. Se verá forzado a empeñar varias de sus pertenencias.



La dignidad de Discépolo vuelve a mostrarse cuando rompe un contrato cinematográfico que podría haberlo alejado de sus necesidades porque la compañía “se empeñaba en hacerme hacer cosas que me desagradaban como artista, como hombre digno. Rompí el contrato y me quedé de nuevo en la calle” .



Serán esas noches de necesidades y ausencias cuando comienza a anotar los primeros versos de “Yira, yira” que se estrenó el 5 de septiembre de 1930, al día siguiente un golpe oligárquico derroca a Yrigoyen, iniciando una de la etapas más vergonzosas de nuestra historia, plagada de entrega del patrimonio nacional y la más escandalosa corrupción.



“Cuando la suerte que es grela

fayando y fayando

te largue parao..

Cuando estés bien en la vía

Sin rumbo

Desesperao”



Sobre “Yira, yira”, dirá Discépolo: “Ese tango nació en la calle, precisamente, me lo inspiraron las calles de Buenos Aires, el hombre de Buenos Aires, la rabia de Buenos Aires.. Yo no escribí esa canción con la mano. La padecí con el cuerpo. Quizá hoy no la hubiera escrito porque los golpes y los años serenan. Pero entonces tenía veinte años menos y mil esperanzas más” “Grité el dolor de muchos, no porque el dolor de los demás me haga feliz, sino porque de esta manera estoy más cerca de ellos y traduzco ese silencio de angustia que adivino. Use un lenguaje poco académico porque los pueblos son siempre anteriores a las academias. Los pueblos claman, gritan y ríen sin moldes”



“Cuando no tengas ni fe

ni yerba de ayer

secándose al sol,

cuando rajés los tamangos

buscando ese mango

que se te haga morfar...”



“Cuando estén secas las pilas

de todos los timbres

que vos apretás

buscando un pecho fraterno

para morir abrazao,

cuando te dejen tirao

después de cinchar

los mismo que a mí

y los que estén a tu lao

se prueben la ropa

que vas a dejar..”



Con la oligarquía en el gobierno y los diarios La Prensa y La Nación al servicio del poder económico, sólo podían tener difusión aquellos intelectuales “puros” y sumisos al poder imperial. El pueblo se podía expresar de muy escasas maneras, los tangos de Discépolo era una manera de dar rienda suelta a su bronca y mostrar la terrible realidad que no aparecía en los diarios.



Argentina tiene el vergonzoso antecedente de haber inventado la picana, instrumento para torturar, principalmente a los presos políticos, mientras esto sucedía, los intelectuales de tipo Borges y Victoria Ocampo vivían despreocupados de lo que ocurría en el país. En tanto Discépolo decía que “la razón la tiene el de más guita” “que la moral la venden al contado y a la honradez la dan por moneditas”. La corrupción era moneda corriente, el patrimonio nacional se entregaba sin escrúpulos, todo eso ocurría en el paraíso oligárquico.



También escribió un sainete que se llamaba “Caramelos Surtidos” que no tiene mayor éxito pero en la obra se estrenó un tango que se hizo conocido “¿Qué sapa señor?”, retornando a la crítica social. De este tango dijo Discépolo:” ¿Qué sapa señor? Es una lamentación rea. El mundo inspira terror. El momento es de vértigo, de desorden, de catástrofe. La tierra está incendiada por sus cuatro costados. Se quiere destruir para reconstruir. Estamos en plena locura”.



La tierra está maldita

y el amor con gripe, en cama.

La gente en guerra grita,

bulle, mata, rompe y brama.

Al hombre lo ha mareao

el humo, al incendiar,

y ahora entreverao

no sabe dónde va.



..................................

¡Qué "sapa", Señor...

que todo es demencia!...



Nos decía Discépolo: “No he vivido las letras de todas ellas... pero las he sentido todas, eso sí. Me he metido en la piel de otros y las he sentido en la sangre y en la carne... Yo vivo los problemas ajenos con una intensidad martirizante impropia de estos pocos kilos que visto y calzo...”.



Las pasajeras mejorías económicas de las finanzas de Discépolo no duraban demasiado en razón de los muchos necesitados del momento y su imposibilidad de negar ayuda a cualquiera que se le acercara.



Sus múltiples actividades lo encuentran trabajando junto a su hermano Armando en la autoría de la obra teatral con base histórica llamada “La Pericona”, la misma no tendrá mayor éxito, pero en cambio la adaptación de la obra “Wunder Bar” contará con la aceptación del público, también la actuación de Enrique merecerá el reconocimiento de la concurrencia.



El año 1932 golpeará duramente las ilusiones y la economía del pueblo, la miseria se incrementa a niveles nunca vistos, otros autores se sumarán a Discépolo en su interés por reflejar ese momento del país. Canaro y Pelay convertirán en un éxito el tema “¿Dónde hay un mango?”, en tanto que Cadícamo decía que “Al mundo le falta un tornillo”.



Toda la década del treinta será demoledora para las esperanzas de la gente, particularmente para la intelectualidad argentina que no encontrará su lugar en esa Argentina oligárquica y miserable. Leopoldo Lugones (1938), Alfonsina Storni (1938), Horacio Quiroga (1937), Lisandro de la Torre (1938), serán algunos de los nombres que se suicidaron.



Las letras de Discépolo reflejaron ese ambiente, en “Tres esperanzas” dijo:



No ves que estoy en yanta

Y bandeao por ser un gil

Cachá un bufoso y chau

Vamo a dormir.



1932 batirá el trágico record de suicidios en la Capital Federal. Discépolo pensaba que “El drama de los otros es casi siempre un poco el drama nuestro…”



Un nuevo tango “Quién mas, quien menos”, nos volverá a mostrar el drama personal pero en un trasfondo de miseria y desesperanza



“Quien más quien menos pa’ malcomer

somos la mueca de lo que soñamos ser”







Cambalache




En 1934 enferma, flaco, inapetente, su físico refleja su endeblez, debe parar su despliegue de actividad.



Cambalache fue escrito ese mismo año para la película “Alma de Bandoneón” que se estrenó en 1935 con Libertad Lamarque como protagonista, justo ese año surgirá FORJA agrupación que nacía para luchar contra la dependencia del país.




En tanto Discépolo nos decía que:



“El Mundo fue y será una porquería

ya lo sé,

en el quinientos seis

y en el dos mil también”

......................

¡Hoy resulta que es lo mismo

ser derecho que traidor!...

.....................................

¡Todo es igual!

¡Nada es mejor!

¡Lo mismo un burro

que un gran profesor!

................................

Igual que en la vidriera irrespetuosa

de los cambalaches

se ha mezclao la vida,

y herida por un sable sin remaches

ves llorar la Biblia

contra un calefón...

...........................................

¡Siglo veinte, cambalache

problemático y febril!...

El que no llora no mama

y el que no afana es un gil!

.........................................

¡No pienses más,

sentate a un lao,

que a nadie importa

si naciste honrao!

Es lo mismo el que labura

noche y día como un buey,

que el que vive de los otros,

que el que mata, que el que cura

o está fuera de la ley...








El mundo estaba en manos de tiranos de la calaña de Mussolini, Hitler y Stalin, en tanto la oligarquía gobernaba casi sin oposición el país, con la complicidad de radicales y socialistas.



En febrero de 1935 Discépolo emprenderá una gira europea que lo llevara como primer destino a Madrid. Visitó a Federico García Lorca al que había conocido en Buenos Aires dos años antes. Ambos eran poetas y sensibles a las necesidades e inquietudes de su gente. Al despedirse no sabían que García Lorca moriría poco tiempo después en la Guerra Civil Española que no tardó en estallar.



En Palma de Mallorca visitando el Monasterio donde viviera Federico Chopin, comienza a delinear una canción que luego terminaría en Buenos Aires con el nombre de “Canción Desesperada”. Extrañamente se encontraba en Sevilla cuando se le ocurrió componer una zamba a la que tituló “Cascabel prisionero”



En Tetúan, ciudad de Marruecos, no poca sorpresa tuvo Discépolo al escuchar que un comerciante cantaba “Yira, yira”, la música de Discépolo había adquirido, sin que él se diera cuenta, dimensión internacional. Sus letras reflejaban un sentimiento que no era solamente argentino, sino que marcaba a toda una época mundial donde resaltaba la desesperanza y los fracasos.



Al contrario de muchos argentino, París no lo deslumbra, por el contrario dirá sobre la ciudad: “París al principio da la impresión de una ciudad inhospitalaria . Pero cuando uno la conoce a fondo, cuando se adentra en su alma, cuando profundiza en la intimidad de los parisienses, entonces…  entonces es más inhospitalaria todavía”



Un incidente se sucede en París, unos empresarios quieren imponerle la obligación de actuar vestido de gaucho, Discépolo se niega terminantemente, logrando imponer su criterio.



A un hombre sensible como Discépolo no podía menos que conmoverlo la tragedia que se avecinaba en Europa, primero en España y luego en todo el Continente. Estaba regresando a su país cuando una noticia lo golpea, su amigo Federico García Lorca había sido asesinado por los fascistas aquél 19 de agosto de 1936.




Director, actor, guionista y músico




Otra pasión de Discépolo fue el cine, en 1935 había puesto música a la película “Alma de Bandoneón”, Al regresar de Europa participa del film “Mateo”, bajo la dirección de Daniel Tinayre. También actúa en “Melodías Porteñas” donde también colaboró con la adaptación y la música. En esta última película estrena dos tangos “Melodía Porteña” y “Condena “.



El cine donde Discépolo insiste no recibe el reconocimiento esperado, ”Cuatro Corazones” fue su primer película como director, la crítica es dura con el film



No obstante Discépolo insiste con otras dos películas: “Caprichosa y millonaria “ de 1940 fue dirigida y con guión de Discépolo a quién también pertenecía la música, protagonizada por Paulina Sigerman y trabajaban entre otros, Tania, Augusto Codecá y Eduardo Sandrini. “Un señor mucamo” de 1940 dirigida por Discépolo con un argumento de él, protagonizada por Tito Lusiardo con las actuaciones de Osvaldo Miranda , Eduardo Rudy y Armando Bo, pero la crítica vuelve a cuestionar duramente su obra.



Fantasmas de Buenos Aires de 1942 dirigida por Discépolo, fue protagonizada por Pepe Arias y Zully Moreno. Dirigió una de las películas de Niní Marshal : “Cándida, la mujer del año” (1943), también fue co-autor del guión.





En 1950 comenzó el rodaje de “El hincha” un verdadero homenaje al hincha del futbol, en una época que no había barras bravas y el futbol no estaba tan comercializado, la película fue estrenada el 13 de abril de 1951 los intérpretes fueron además de Discépolo, Diana Maggi, Mario Passano. El director Manuel Moreno. El argumento de Discépolo y Julio Porter






Otra de las actividades que consume gran parte de sus esfuerzos es su trabajo como vocal de la Comisión Directiva de SADAIC, que comienza la lucha por el reconocimiento de los derechos de autor, que hasta ese momento no recibían remuneración alguna.



En la década del 40 la producción de tangos de Discépolo comienza a disminuir, en 1940 es autor de “Martirio” y en 1941 “Infamia”, en ambos aborda el tema del fracaso amoroso.



Retorna permanentemente al teatro, es autor de dos obras: en colaboración con Manuel Meaños: “Blancanieves y sus ocho ministros” y “Una revista de amor”. Las cuales no son de buena calidad. Los sucesivos fracasos terminan por deprimirlo y se queda encerrado en su departamento de la calle Uruguay.



Compra un chalet en la Lucila y se instala en él junto a Tania. Sus amigos van a visitarlo y de esas reuniones surgen nuevas canciones. Junto a Julian Centeya escriben: “¿Qué querías ganar con tu traición?”



Ahí en la Lucila surgirá un nuevo tango que se convertirá en clásico “Uno”, sobre este tema dirá Discépolo: ”Muchos amigos dijeron que la amargura de “Uno resultaba tremenda y desoladora...Pero yo estuve mucha veces ‘solo en mi dolor y ciego en mi penar’. Y aquello de ‘punto muerto de las almas’ no es pura invención literaria como tampoco los de ‘llorar mi propia muerte’” “Quizá sea exagerada-por salvaje, repite- la imagen de ‘si yo tuviera el corazón’, pero hay que vivir para entender eso y vivir intensamente. Como viven en mi tierra y en otras tierras tantos seres. La gente de nuestro siglo sufre mucho. Es un período terrible y preciosos...”



A fines de 1943 da fin a “Uno” con música de Mariano Mores.





Durante el gobierno surgido del golpe de junio de 1943 El ministro de Educación, el fascista Gustavo Martinez Zubiría (Hugo Wast) forma una comisión presidida por el monseñor Gustavo Guareschi que tenía por finalidad cuidar el idioma y comenzaron una campaña que afectó al lunfardo y a varios tangos de Discépolo



Discépolo junto con la Comisión directiva de SADAIC se reunieron con el Secretario de Trabajo y Previsión, Coronel Perón para plantear el problema de la censura.



El tanto se muda desde la Lucila a un departamento de la calle Callao entre Viamonte y Córdoba.







El peronismo



Discépolo ya tenía simpatía por Perón, la cual se acentuó luego del 17 de octubre de 1945. Nunca había asumido posiciones directamente políticas pero siempre había tomado partido por los desamparados, por los que sufrían.



Cuando la fórmula liderada por Juan Perón venció a la de la Unión Democrática el 24 de febrero de 1946 Discépolo se encontraba de gira por México.



Según el relato de Tania, Discepolo conoció a Perón en Chile cuando era agregado en la embajada argentina, cuando Perón fue nombrado en la Secretaria de Trabajo y Previsión comenzaron a verse con asiduidad llegando a forjar una amistad la que también se extendió a Evita



Mientras los trabajadores accedían a derechos impensables unos años antes, la pequeña burguesía empieza a acumular rencor, porque debían compartir los restaurantes, los teatros, los cines y los lugares de veraneo con los obreros llegados del interior.



Gran parte de las relaciones de Discépolo provenían de esa clase media que lo empieza a mirar con desconfianza que luego se convertirá en abierta enemistad, porque se había definido abiertamente a favor del gobierno peronista.



En el medio Enrique le pone letra a “El Choclo” aquel tango de Villoldo. Poco tiempo después compone “Cafetín de Buenos Aires”. Estaba cenando en una cantina de la Boca cuando ve contra la ventana un chico que miraba desde afuera con ojos de asombro y le recordó a su adolescencia cuando desde afuera miraba los bares donde los mayores discutían de temas importantes.





“De chiquilín te miraba de afuera,

como esas cosas que nuca se alcanzan,

la ñata contra el vidrio

en un azul de frío

que sólo fue después viviendo

igual al mío”



Uno de los mejores tangos de Discépolo un homenaje a la amistad y a la bohemia



La relación con Perón se fortalece, periódicamente concurre a la Casa Rosada o a la quinta de San Vicente a charlar con el general, en tanto que éste dirá de Discépolo que fue “el más grande poeta popular de la Argentina”



En esas visitas Discépolo quedará admirado de la personalidad de Eva Perón, también hará una costumbre visitarla en su despacho en el Concejo Deliberante.



En tanto en Radio Belgrano inició un ciclo que tituló “Como nacieron mis canciones” donde relataba el origen de cada una de sus composiciones



Junto a Julio Porter escribirá una de obras teatrales más conocidas “Blum” estrenada en el Teatro Alvear, también actuaba en el papel del millonario.



Otro poeta popular y luchador de la causa nacional a través de FORJA, Homero Manzi, compondrá un tema homenaje a Discépolo que tituló “Discepolín”, Troilo se encargará de la música. En una cena en la casa de Discépolo, Manzi le da a conocer su poema dedicado a Discépolo. Estaban presentes sus grandes amigos Troilo y Osvaldo Miranda.



Decía Manzi en “Discepolín”:



Con tu lágrima amarga y escondida

con tu careta pálida de clon

y con esa sonrisa entristecida

que florece en verso y canción”



“La gente se te arrima con un montón de penas

y tú las acaricias casi con temblor

te duele como propia la cicatriz ajena

aquel no tuvo suerte y ésta no tuvo amor”



“AL fin quién es culpable de la vida grotesca

ni del alma manchada con sangre de carmín

Mejor es que salgamos antes que amanezca,

Antes de que lloremos, viejo Discepolín...

La pista se ha poblado al ruido de la orquesta,

Se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín

¿No ves que están bailando? ¿ no ves que están de fiesta?

Vamos, que todo duele, viejo Discepolín”



En tanto el peronismo comenzó a emitir un programa por radio en defensa de su gobierno, con libreto de Abel Santa Cruz , diversos actores que leen el guión. Pasan por el programa Luis Sandrini, Lola Membrives, Pierina Dealessi, Tita Merello , Juan Jose Miguez y otros.





Mordiquisto



En junio de 1951 es invitado a hacer la audición “Pienso y digo lo que pienso”, Discépolo se resiste al principio, pero termina por aceptar aunque imponiendo reformas a los libretos, colaborarán con él Abel Santa Cruz y Julio Porter, pero quedará en manos de Discépolo la redacción definitiva.



El 11 de julio de 1951 comienza la etapa de Discépolo en ese programa radial en defensa de la Revolución Nacional y denunciando el papel del opositor tilingo que desde la clase media criticaba al gobierno. “Antes no había nada, ni dinero, ni indemnización, ni amparo a la vejez.. y vos no decías ni medio, vos no protestabas nunca, vos te conformabas con una vida de araña. Ahora ganás bien, ahora están protegidos vos y tus hijos y tus padres. Si, pero tenés razón, no hay queso... Vos el mismo que estás preocupado porque no podés tomar té de Ceylan ... y durante toda tu vida tomaste mate”



Sólo como lo hiciera Jauretche, Discépolo desnudaba esa mentalidad pequeña burguesa que creía que su ascenso social era sólo producto de su habilidad profesional, no de las condiciones favorables del país. Pero como la envidia es la fuerza que lo mueve no podía soportar hacer la misma cola que el obrero.



Esta colaboración le gana una infinidad de adhesiones, pero también muchas enemistades de gente a los que Discépolo criticaba en sus programas.



Cada una de las conquistas del peronismo fueron defendidas desde ese programa radial con una lucidez y claridad que muchas veces el propio peronismo no podía encontrar en su propaganda política.



La inquietud permanente de Discépolo lo hacen buscar nuevas formas para mejorar el programa, es así que decidió incorporar un personaje como el prototipo del opositor a ultranza, al que llamó “Mordisquito”, a partir de ahí ese sobrenombre fue aplicado al propio Discépolo.



La hostilidad contra Discépolo se acentúa su teléfono recibe persistentemente llamadas con amenazas o insultos. Discépolo sufre el dolor por la incomprensión de muchos que incluso habían sido amigos de él y que ahora se alejan por su adhesión al peronismo, los antiperonistas no dejan oportunidad por hacer saber su repudio a la posición del Discépolo, a este le duele cada acto de desprecio , su salud de por sí débil se resiente.



No obstante, en el golpe de estado frustrado de Benjamín Menéndez de 1951, junto a los trabajadores de la CGT que se movilizan para defender al gobierno también se movilizan Hugo del Carril y Enrique Santos Discépolo.



Pero el hostigamiento a su figura continuará de manera implacable al ingresar a un restaurante fue silbado, en tanto hasta el candidato presidencial de la UCR Balbín, lo cita en un discurso para criticarlo.



Discépolo le contesta al día siguiente:

“... yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón. ... los trajo la ausencia total de leyes sociales que estuvieran en consonancia con la época. Los trajo tu tremendo desprecio por las clases pobres a las que masacraste, desde Santa Cruz hasta lo de Vassena, porque pedía un mínimo respeto a su dignidad de hombres y un salario que los permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, del hambre y de la terrible promiscuidad de sus viviendas en las que tenían que hacinar lo mismo sus ansias que su asco. No. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. ¡Vos los creaste! Con tu intolerancia. Con tu crueldad. Con la misma crueldad aquella del candidato a presidente que mataba peones en su ingenio porque le pisaban un poco fuerte las piedritas del camino a la hora de la siesta.”



“Pero yo no lo invento a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la estulticia que manejaba el país. Mirá, si vos hubieras estado en la Semana Trágica como yo y como tantos, en Cochabamba y Barcala, y hubieras visto morir primero a aquellos cinco, fuego a cientos y hubieras visto masacrar judíos por una "gioriosa" institución que nos llenó de vergüenza, no hubieras formado nunca más parte de ese partido que integrás por amor propio y quizá por ignorancia de tantos hechos delictuosos que son los que empezaron a preparar la llegada de Perón y Eva Perón. En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, la gente muerta de hambre. Los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que te da rabia que te lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo querés oír. El otro día, en un discurso oí que decías refiriéndote a un gobierno de 1918: "Ya por ese entonces los obreros gozaban..." ¿De qué gozaban? ¡Los gozaban!, que no es lo mismo. Y, sí, Mordisquito, ¡los gozaban!”


 Mordisquito y el peronismo.... Gracias Carla Mitre!!!




Así como fue despreciado por la oposición, cuando se dirigió a la Casa Rosada para saludar a Perón por el triunfo en la elección del 11 de noviembre de 1951, la multitud al reconocerlo lo viva y lo levanta en andas en andas.



Al retornar a su casa mientras descansaba, un griterío lo despierta, parte de los manifestantes se dirigieron a su casa para saludar y reconocer que parte del triunfo también era suyo.



Poco tiempo después Discépolo visita a Perón en la Casa Rosada, pero esta vez para anunciarle que pensaba irse del país. A pesar de la ferviente adhesión al gobierno no podía soportar el agravio y la amenaza constante a la que fue sometido.



Discépolo necesitaba ser querido por todos y su incursión en la política le valió un odio del que no era merecedor, por eso dijo: ” Negar que he deseado ser querido, sería una impostura. Lo he soñado, lo he padecido y lo sufro con agrado. Siempre he deseado que me quisieran, aunque esta aspiración no conduzca jamás a buenos resultados comerciales, ni traiga aparejada una libreta de cheques. Pero mi capacidad fraternal es tan sincera, de tan sencilla buena fe, que soy de los que quieren, sin discriminar, a la guía telefónica entera. Quiero a los que me saludan y quiero hasta a los que me estafan...”.



En vísperas de Nochebuena comienza a sentirse mal, un fuerte dolor en el pecho lo obliga a acostarse un síncope paraliza su corazón. Los últimos acontecimientos fueron demasiado para su corazón. Lo acompañan Tania y su amigo Osvaldo Miranda, al rato llega Aníbal Troilo



La noticia se esparce por la ciudad, aquél 23 de diciembre de 1953 fue el último de Discepolín, Fue velado en SADAIC , una gran cantidad de amigos y admiradores concurrieron, Perón pasó a despedirse del gran poeta.



El Teatro Presidente Alvear pasó a llamarse Enrique Santos Discépolo por decisión de Perón. El 24 de diciembre fue enterrado en Chacarita.



En su escritorio quedaron dos tangos sin letra que luego serán “Mensaje” y “Andrajos” , también se encuentra los versos “falsa escuadra” que luego se llamará “Fangal”. También se encuentra la letra inconclusa de “Fratelanza”. Poco después de su muerte aparecerá un libro titulado “A mí me la vas a contar” donde se recopilan las 37 charlas de las audiciones “Pienso y digo lo que pienso”



En 1953 Cátulo Castillo le pondrá letra a “Mensaje” un tango de Discépolo que había quedado sin letra. Hermoso poema que define la filosofía de vida de Discépolo:



“Nunca quieras mal

¡total, la vida que importe!

Si es tan finita y tan corta

Que al fin

El piolín se corta



No te aflija el esquinazo del dolor

y si el amor te hace caso

no le niegues tu pedazo de candor

que es lindo creerle al amor”



“Bueno y nada mas

que siendo bueno

no hay odio ni injusticia ni veneno

que haga mal”






El golpe oligárquico de 1955 se ensaña también con Discépolo el Teatro Enrique Santos Discépolo vuelve a llamarse Presidente Alvear.



La vida de Discépolo será rodeada de un profundo silencio, si bien no pudieron prohibir sus canciones lograron que los medios de comunicación nada dijeran sobre uno de los más grandes poetas populares, su pensamiento fue distorsionado, silenciando su compromiso político y social , y adjudicando la profundidad de “Cambalache, Yira..Yira o “Que vachache?” a problemas personales o una tendencia a la depresión del autor.



La vigencia de sus letras, aún en nuestros días, mostraban más allá de cualquier elogio, su posibilidad de bucear en lo hondo del alma humana. En la decadencia del menemismo y la debacle delarruista, cuantas veces los argentinos nos vimos, aún sin pensarlo, musitando, gritando o cantando los versos de Discépolo de Cambalache o “Yira, yira”.



Un poeta magnífico, una gran persona, un artista comprometido social y políticamente con los más necesitados, fue injustamente tratado por sus contemporáneos, tal vez hoy podamos hacer un poquito de justicia con el gran Discepolín.