lunes, 21 de enero de 2013

22 de enero de 1944: Eva y Juan




“…Dije que me había resignado a ser víctima. Más aún: me había resignado a vivir una vida común, monótona, que me parecía estéril pero que consideraba inevitable. Y no veía ninguna esperanza de salir de ella. Por otra parte, aquella vida mía, agitada dentro de su monotonía, no me daba tiempo para nada.
Pero en el fondo de mi alma, no podía resignarme a que aquello fuese definitivo.
Por fin llegó “mi día maravilloso”.
Todos, o casi todos, tenemos en la vida un 2día maravilloso”
Para mí, fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón…”

(Eva Perón, “La razón de mi vida”, Cap. 6, CS Ediciones, Buenos Aires, 2006)


A las ocho y cincuenta y dos de una asfixiante noche del 15 de enero de 1944,  un terrible terremoto de casi 7,5 grados de intensidad hizo vibrar durante unos interminables cuarenta segundos a San Juan. Destruyó a la ciudad, dejando un saldo de más de siete mil muertos, doce mil heridos, el 90% de las viviendas destruidas, y pérdidas incalculables. Este hecho provocó una conmoción increíble en todo el país. Era la peor tragedia de la historia argentina.


Los diarios del día siguiente describían: 


“…No faltó tampoco, en estos momentos inolvidables, la escena fuertemente emotiva. En efecto, gran cantidad de personas ligadas por parentesco a pobladores sanjuaninos, echó mano a todo recurso para lograr ubicación en los coches, cooperando con bonos de nafta, comida, etc. La necesidad de dar prioridad a médicos y enfermeros, anuló toda posibilidad de cumplir con esos pedidos…”

CRÍTICA, 16 de enero de 1944


“…la celeridad con que las autoridades efectuaron los trabajos previos permitió que esta tarde salieran para San Juan cinco automóviles conduciendo personal médico y dos camionetas de la Dirección de Obras Públicas, transportando los equipos sanitarios, medicamentos y elementos para primeros auxilios. La asistencia pública también contribuyó con la ambulancia y el Departamento de Salud Pública envió un furgón con medicamentos e instrumental…”

EL LITORAL, 16 de enero de 1944



También se llevó un equipo de rayos X y se solicitó a los médicos locales la donación de placas radiográficas. Además, el Colegio de Farmacéuticos pidió colaboración entre sus asociados para que realizaran donaciones, que eran enviadas a esa provincia andina, al tiempo que la Cruz Roja Argentina comité Santa Fe se puso a disposición para lo que fuera necesario colaborar.


Pte. Ramirez y Cnel Perón

El entonces Presidente Pedro Ramírez ordenó al Coronel Perón, a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión que se pusiera al frente de la coordinación de la ayuda a los damnificados que habían sobrevivido, pero perdiéndolo todo…



“…En los días siguientes se comenzaron a organizar partidas de rescate. El ferrocarril Pacífico habilitó servicios extra de ayuda, evacuando a miles de personas y transportando víveres y medicamentos. El gobierno sanjuanino se había instalado en la Plaza 25 de Mayo, dado que su sede central había quedado totalmente destruida.




En todo el país se organizaron colectas, en tanto el  gobierno asignaba una ayuda inmediata de diez millones de pesos. El 17 de enero, el presidente Ramírez viajó a San Juan para observar la situación. El 18 de enero fue declarado Día de Duelo Nacional. Campo de Mayo recibió cientos de refugiados que llegaban todos los días, hasta que se hizo necesario detener el éxodo sanjuanino para encarar la tarea de la reconstrucción.




El Concejo Deliberante de Bueno Aires, a instancias de Perón, creo la Comisión Nacional de la Colecta: se realizaron festivales y se pasaron alcancías por  las calles. El 22 de enero se realizó en el Luna Park el Festival de la Solidaridad.


Allí se conocieron Eva Duarte y Juan Domingo Perón...”

(Vera Pichel, “Evita íntima”, Pág 56, Editorial Planeta, 1993)



Perón habló al país a través de la cadena de radiodifusión:

“La Secretaría de Trabajo y Previsión convoca para el lunes a todas las personas dirigentes o representantes de la banca, de la industria, del comercio, de las grandes entidades deportivas y culturales, del teatro, del cine y cualquier otra representación para formar la comisión de una gran colecta en beneficio de los damnificados por el terremoto de San Juan. Espero a todos estos señores en el recinto del ex Concejo Deliberante el lunes a las 18 horas, y espero también que nadie ha de faltar a esta cita de honor y de solidaridad nacional”




“…Cronología del encuentro



11 horas: Se reúnen en la Secretaría de Trabajo y Previsión el Coronel Juan Domingo Perón, el coronel Argüero Fragueyro, el teniente coronel Domingo Mercante, el mayor Terrada, cadetes del Colegio Militar, junto a actores y actrices que intervenían en la colecta callejera y el Festival del Luna Park. Es muy probable –aunque no existen testimonios de ello- que Eva Duarte haya estado presente en esa reunión.



16 horas: Comienza el espectáculo continuando con la presencia de casi todos los actores argentinos.



22.30 horas: Arriba al estadio Luna Park el presidente de la nación, Pedro Pablo Ramírez, en compañía de su esposa y el coronel Perón.



23 horas: Hablan el presidente Ramírez y Perón, quien en su discurso marca el contraste entre “el sufrimiento de la clase trabajadora” y “la buena vida de muchos potentados”



2 horas: Finaliza el espectáculo.



2.15 horas: Perón rechaza un agasajo de los artistas intervinientes.



2.30 horas: Juan Domingo Perón, otra persona de sexo masculino (algunas versiones indican que se trataría de Imbert o del director de un importante vespertino porteño), Eva Duarte y otra actriz (¿Olga Zubarry?, ¿Anita Jordán? ¿Rita Molina?) ascienden a un auto y parten con rumbo desconocido…”

(Otelo Borroni y Roberto Vacca, “La vida de Eva Perón”, págs. 71 y 72, Editorial Galerna, 1970)

 
Lo cierto es que existen varias versiones acerca del encuentro. Para Don Arturo Jauretche, quien propició el encuentro fue Homero Manzi. Para el animador y locutor Roberto Galán, quien lo hizo fue él mismo.

Más allá de la fuente que se cite, aquella noche junto a Perón estaba el coronel Aníbal Imbert, Director Nacional de Correos y Telégrafos, responsable de controlar todo lo que sucedía en la radiofonía de esos tiempos.

“…Las filas atrás fueron acondicionadas para un manojo selecto de invitados. En el acceso al sector, Domingo Mercante impedía el paso de los curiosos y oteaba, desganado, cómo las actrices revoloteaban en torno de los uniformados. Sin embargo, la observó a Evita a la distancia. Supo que había llegado a ese lugar a los empujones y ya no podía ignorarla. Estaba vestida de negro, hasta los guantes, y con sombrero de pluma blanca. Se acercó junto con su amiga Rita Molina, también actriz, y le regaló una sonrisa. En ese momento, el azar quiso que el presidente Ramírez y su esposa decidieran abandonar el Luna Park. Perón e Imbert se levantaron de sus butacas para despedirlos. Astuto, Mercante tomó del brazo a Eva y, haciendo presión, le dijo:






- ¿Ve esa silla vacía? Bueno, vaya y siéntese.




Ella titubeó. Estaba sorprendida por el comentario. No dijo nada y se quedó estupefacta. Segundos después preguntó:




- Pero, Mercante, ¿ahí? ¿al lado del coronel?




- Sí, siéntese, cállese, y no se mueva de ese lugar…”

(Domingo A. Mercante “Mercante: el corazón de Perón”, Ediciones de la Flor, 1995 )



 Desde aquella noche quedó sellada entre aquella chica de apenas 24 años y  ese hombre que la doblaba y más en edad, tenía 49 años, una relación que traspasó lo estrictamente amoroso. Nacía una alianza que iba a cambiar para siempre el destino del país.


Hoy se podría llegar a decir que aquel día fue, para Argentina, un punto de inflexión en la historia del Siglo XX. Ya nada volvería a ser lo mismo…






Después vendría el 17 de octubre, la fórmula Perón–Quijano, Spruille Braden, las plazas llenas de descamisados, el histórico renunciamiento, la enfermedad y la muerte. Pero esa es otra historia…

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