miércoles, 13 de febrero de 2013

14 de febrero de 1898: Scalabrini...


Raúl Scalabrini Ortiz supo indagar con inteligencia y sensibilidad los campos de la literatura, la política, la economía y la metafísica.


Su formación como intelectual se nutre de múltiples vertientes. En lo profesional obtuvo el título universitario de agrimensor. Su obra da cuenta de conocimientos técnicos, científicos, literarios y filosóficos.


Del ambiente literario comparte discusiones con el grupo Martín Fierro. Tanto fue así que su figura de discutidor y de polemista la toma Leopoldo Marechal y lo incluye como personaje en su obra “Adán Buenosaires”, bajo el nombre de “petiso Bernini”.


También influye en su formación las  largas charlas con Macedonio Fernandez. Su admiración por Macedonio la deja asentada en el libro "El hombre que está solo y espera”. Lo define como el “primer metafísico de Buenos Aires, y el único filósofo auténtico”. 



La indagación en el campo metafísico lo lleva a elaborar su concepto “el espíritu de la tierra”. Raúl Scalabrini Ortíz lo define así: “el espíritu de la tierra es un hombre gigantesco. Ese hombre gigante sabe dónde va y qué quiere. El destino se empequeñece ante su grandeza. Ninguno de nosotros lo sabemos, aunque formamos parte de él. Somos células infinitamente pequeñas de su cuerpo, del riñón, del estómago, del cerebro, todas  indispensables. Solamente la muchedumbre innúmera se le parece un poco…”

 Según Horacio González Scalabrini Ortiz trabaja “el ser telurizado”. En su obra esta concepción es una profunda reflexión sobre el hombre (muchedumbre) y la tierra. Le permitirá elaborar frases de gran potencia, por ejemplo “El subsuelo de patria sublevado”.

Historiadores y académicos como Horacio González y Norberto Galasso resaltan la influencia de Lenin en las reflexiones, interpretaciones y análisis económico que desarrolla Scalabrini. Vladimir Lenin en “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, afirma que “la política es la expresión concentrada de la economía” y “la política debe tener prioridad sobre la economía”.






Otra influencia destacable en el pensamiento de Scalabrini es Mariano Moreno.  Scalabrini admira y retrabaja intelectualmente las ideas del Plan de Operaciones de Mariano Moreno. En ese texto el secretario de la Junta recomendaba el control gubernativo sobre las minas del Alto Perú, y también demostraba una gran astucia sobre la política internacional a desarrollar con Inglaterra y Portugal.





En la década del 30, la agrupación FORJA logra articular la alta reflexión política con la comunicación popular. La dupla Jauretche –Scalabrini Ortiz desarrollan una acción en dos dimensiones complementaria: la relación entre política y prácticas culturales (Jauretche), y la denuncia de las fuerzas económicas mundiales (Scalabrini).


El 29 de Junio de 1935, la Asamblea Constituyente de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (F.O.R.J.A.), consideró que: “SOMOS UNA ARGENTINA COLONIAL… QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE”.

Como otra de las tantas fechas de importancia en el acontecer político de los argentinos, ésta no es debidamente recordada a nivel de las efemérides establecidas.


Aquel día, Arturo Jauretche, Gabriel del Mazo, Raúl Dellepiane, Homero Nicolás Manzione (Homero Manzi), Jorge del Río, Raúl Scalabrini Ortiz, Manuel Ortíz Pereyra, Atilio García Mellid, Guillermo y Carlos Maya, Francisco Capelli, Oscar Meana y Juan B. Fleitas, entre tantos otros, fundan un movimiento profundamente ideológico surgido de la crisis de la Unión Cívica Radical acelerado a raíz de la muerte de Hipólito Yrigoyen. Fue un intento de recuperar el Partido para las ideas que el Caudillo había puesto en marcha en su larga carrera de conductor.


F.O.R.J.A, preconizó el retorno a los principios federalistas, sus integrantes fueron hispanoamericanistas y antiimperialistas, y criticaron activamente la política del gobierno durante la llamada Década Infame por su sumisión a los intereses del capital internacional.

Arturo Jauretche en “"FORJA y la década infame" señala que "Fue una labor humilde y difícil, porque tuvimos que destruir hasta en nosotros mismos, y en primer término, el pensamiento en el que se nos había formado como al resto del país, y desvincularnos de todo medio de publicidad, de información y de acción pues ellos estaban en manos de los instrumentos de dominación, empeñados en ocultar la verdad".

 Agregando que el desafío de los Forjistas fue "...renunciar a todas las doctrinas y las soluciones que daban las cátedras”. Considerando que "...era un signo evidente que por debajo de las superestructuras culturales, había ya un nuevo pensamiento en marcha, con el que no coordinaban las viejas fuerzas políticas.".

Asimismo, dice "Éramos la primera manifestación de una conciencia argentina que se estaba creando con las transformaciones del país" y finaliza manifestando "Habíamos contribuido a la maduración de un pensamiento nacional que sólo esperaba el momento histórico y su conducción para manifestarse"

A través de las conferencias y los cuadernos de FORJA, Scalabrini investiga y denuncia el sometimiento político al poder económico internacional. Publica en esos años la "Historia de los Ferrocarriles Argentinos" y "Política Británica en el Río de la Plata. En dichas obras llega a categóricas conclusiones: “Es a través del ferrocarril que la economía se organiza colonialmente”. “Esos rieles tendidos por el capital extranjero son una inmensa tela de araña metálica donde está aprisionada la República". Los intelectuales que militaron en dicha agrupación harán pesar su influencia durante el peronismo.


Ese pensamiento nacional tiene su “momento histórico” a partir del 17 de Octubre de 1945, día, (parafraseando a Raúl Scalabrini Ortiz) de la sublevación del subsuelo de la Patria. En ese momento y cómo bien lo señalara el autor de “Historia de los Ferrocarriles Argentinos”… “Era el cimiento básico de la nación que asomaba”.


En el año 58, el multifacético Scalabrini Ortíz se suma al proyecto desarrollista como director de la revista QUÉ. Su alejamiento se produce cuando Frondizi premia a Aramburu y a Isaac Rojas con el ascenso al máximo  grado militar, Scalabrini escribe una nota ácida, burlona, satírica sobre estos militares golpistas. Los condena a “la pena de degradación por ineptitud culposa en la defensa de los intereses de la Nación”, y remata la nota diciendo que cuando se refiera a ellos los citará como “pollos pelados”.

Un año después, a los 61 años, muere víctima de cáncer.

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