La vida del Dr. Ramón Carrillo
Ramón Carrillo nació el 7 de
marzo de 1906 en la ciudad de Santiago del Estero, siendo el primero de once
hermanos. Sus padres eran don Ramón Carrillo y doña María Salomé
Gómez Carrillo. La primaria la cursa en la Escuela Normal Manuel Belgrano,
donde rinde quinto y sexto grado libre. Esto le permite ingresar al Colegio
Nacional de Santiago del Estero con sólo doce años. En 1923 completa sus
estudios secundarios y recibe la medalla de oro como el mejor alumno de su promoción.
En 1924 abandona la ciudad de Santiago del Estero con la decisión irrevocable
de ser médico.
En la facultad, siendo el
único alumno de diecisiete años, tiene una dedicación absoluta al estudio. Tres
años después es designado practicante externo del Hospital Nacional de Clínicas
por concurso de calificaciones, y se inicia como redactor de la Revista del
Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes de Medicina. Al cumplir
veinte años, conoce al doctor Manuel Balado quien había llegado desde los
Estados Unidos con las últimas novedades sobre neurocirugía; es así como
Carrillo se orienta hacia la cirugía del sistema nervioso.
En 1928 fue designado, por
concurso de calificaciones, practicante menor interno del Hospital Nacional de
Clínicas y, sin descuidar otra de sus pasiones, al año siguiente asume como
director de la Revista del Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes
de Medicina. Dos años después, Carrillo se hace acreedor a la "Beca de la
Universidad Nacional de Buenos Aires" gracias a sus excelentes
calificaciones y a sus numerosas publicaciones científicas. La subvención le
aseguró su permanencia en Holanda, Francia y Alemania por tres años. En Europa
realizó trabajos de investigación sobre neuropatología junto al profesor Brower;
permaneció durante dos años dentro del servicio de neurocirugía donde operaba
el profesor Oljenick; y realizó investigaciones bajo la dirección del titular
de Anatomía del Sistema Nervioso, doctor Ariens Kappers. En el viejo
continente, Carrillo también llevó a cabo trabajos de investigación y
perfeccionamiento de técnicas en el Laboratorio de Histología de la Universidad
de Amsterdam, en el Instituto de Investigaciones, en el Hospital Guillermina y
en el Instituto Leeuwenhoeck de Histología.
Hacia 1933 vuelve a Buenos
Aires consagrado con tan sólo 27 años como uno de los más brillantes
neurocirujanos de la época. En su retorno, decidió dedicar su tiempo a la
cirugía y a la investigación a la par del doctor Manuel Balado. Sin embargo,
años más tarde, la relación con su maestro concluiría. Carrillo es designado
profesor adjunto por concurso en 1942, pese a la inesperada oposición del
doctor Balado. Para Rodolfo Alzugaray la actitud de Balado se debe analizar
dentro del contexto político que se vivía en la Universidad por esos años. El
biógrafo de Carrillo explica que la segunda guerra mundial había dividido al
país en "neutralistas y "rupturistas". Carrillo era neutralista
coincidiendo con los argumentos de FORJA, en el sentido que la guerra mundial
era un problema entre países imperialistas, en el que Argentina no debía
participar. Por esta razón fue tildado de "pro-nazi", y se le
orquestó una campaña para evitar que ganara el concurso. Teniendo en cuenta
esto, Alzugaray sostiene que la oposición del doctor Balado se debió a las
presiones de los centros de poder que manejaban la Universidad. A principios de
1945 la Escuela de Medicina designa a Carrillo representante ante el Consejo
Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. En dicho cargo y
apoyado por nacionalistas y forjistas, resiste presiones, lucha contra
imposiciones arbitrarias, habla incansablemente para establecer el problema
argentino con profesores y grupos de estudiantes; pero logra escasos
resultados.
Carrillo se aproxima cada vez
más a la línea de FORJA, lee a Scalabrini Ortiz y siente que el movimiento que
se está formando alrededor del coronel Perón constituye la base ideológica de
una fuerza de características nacionales fundamentada en la Doctrina Social de
la Iglesia. En la Universidad, Carrillo venía apoyando al gobierno desde 1944,
y por esos tiempos también se entrevista con el coronel Perón sumándose a su
movimiento.
El 17 de octubre de 1945,
Carrillo, que era Jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Militar,
dispone que se reserve una habitación para Perón, ya que éste sería trasladado
desde la isla Martín García. Luego de la llegada de Perón al nosocomio,
Carrillo hizo varios viajes del Hospital Militar a la Casa Rosada, siendo su
interlocutor. Los hechos del 17 de octubre de 1945 darían como resultado la
salida democrática y la posterior elección de Juan Domingo Perón como
Presidente de la Nación. El 23 de mayo de 1946 se crea la Secretaría de Salud
Pública de la Nación con rango de Ministerio. Carrillo es designado al frente
de la nueva Secretaría el 29 de mayo y confirmado en junio al asumir Perón como
Presidente de la Nación. Al frente de la Secretaría, Carrillo se encuentra con
falta de camas y hospitales, poco personal técnico, bajos sueldos, déficit de
abastecimiento en rubros elementales, ausencia de sistema administrativo,
inexistencia de seguros sociales, entre otras cosas. También es de resaltar los
altos índices de mortalidad infantil, la tuberculosis que diezmaba a las
poblaciones rurales y el paludismo, la fiebre amarilla y el mal de Chagas que
sufrían varias de las provincias argentinas. Esta situación caótica fue la que
lo llevó a poner en marcha una etapa de transformaciones.
La política sanitaria de
Carrillo estaba fundamentada en tres principios: 1. Todos los hombres tienen
igual derecho a la vida y a la sanidad; 2. No puede haber política sanitaria
sin política social; 3. De nada sirven las conquistas de la técnica médica si
ésta no puede llegar al pueblo por medio de dispositivos adecuados. Estos
conceptos son la base de un cuerpo doctrinario que fundamenta la política de
salud justicialista. El primer paso de Carrillo fue realizar un estudio
integral de los problemas de salud en la República Argentina, siendo el primer
sanitarista en realizar un trabajo semejante. El estudio dio origen al Plan
Político de Salud Pública, que en sus 4 mil páginas expresaba todas las
acciones a desarrollar por la Secretaría de Salud Pública. El Plan establecía
dos principios fundamentales de planificación. El primero era la centralización
normativa, en el cual se obligaba a la unificación de definiciones, criterios,
regímenes de trabajo, normas sobre administración de fondos, economatos,
depósitos, personal, contrataciones y contabilidad patrimonial; así como a la
unificación de procedimientos y a la tipificación de planillas, formularios,
muebles, etcétera.
También se iniciaron
tratativas para acordar con las provincias y municipalidades un solo tipo de
organización hospitalaria y un mínimo de la cantidad y calidad de las
prestaciones. El segundo principio de planificación era la descentralización
ejecutiva, la cual en la práctica dio lugar a la participación directa, tanto
de grandes Hospitales como de modestas Postas Sanitarias, cada uno dentro de su
radio de acción, en tareas concretas de defensa de la salud popular. Para ello,
Carrillo dividió el país en grandes áreas geográficas, delegando gradualmente
funciones y atribuciones técnicas y administrativas en distintos niveles, lo
que le permitió multiplicar los organismos de ejecución del Plan.
Dentro de las normas y medios
para implementar los procedimientos y acciones administrativas y técnicas
detalladas en el Plan debe agregarse la Teoría del Hospital. Este compendio
doctrinario contiene los principios orgánicos sobre la conformación
arquitectónica, técnica y administrativa del Hospital moderno. Sin embargo,
Carrillo advertía que "los hospitales no se organizaban a base de libros,
ni a conocimientos estrictamente técnico-médicos, sino principalmente al conocimiento
de la problemática social de la población que el establecimiento va a servir, y
de la política sanitaria que se ha trazado un gobierno".
Al elaborarse el Primer Plan
Quinquenal, Carrillo se encuentra con la necesidad de planificar la construcción
de hospitales, institutos, sanatorios para crónicos, centros de salud, hogares
para niños y ancianos, hogares escuelas, entre otras obras. La situación la
resolvió con un criterio pragmático y ejecutivo. Es así como se decidió adoptar
un estilo arquitectónico, confeccionar planos de prototipos de construcciones
de diferente complejidad y capacidad, estudiar el equipamiento y licitar las
contrataciones, controlar permanentemente la marcha de las tareas a fin de
poder cumplir con el mayor porcentaje posible de las obras incluidas en el
calendario, y responsabilizar a los organismos encargados de pagar los
certificados de obra o de provisión de elementos por los perjuicios que
ocasionaban los retrasos en liquidaciones de trámite normal.
Los trabajos, que se llevaron
a cabo por intermedio del entonces Ministerio de Obras Públicas, por la
Subsecretaría de Construcciones del Ministerio de Salud (que creó con ese fin)
y por la Fundación Eva Perón, darían como saldo la creación de 4.229
establecimientos sanitarios con 130.180 camas. Esta extraordinaria labor tuvo
como pilares a los dos brazos de la antiburocracia, Eva Perón y Ramón Carrillo.
Dentro de lo que Carrillo llamaba "Grandes Luchas Sanitarias" estaba
la Campaña contra el Paludismo, a la cual organizó con la idea de
"disputar palmo a palmo y casa por casa el terreno que había invadido el
Anopheles “seudo puncti penni".
La Campaña, que fue dirigida
por el doctor Carlos Alberto Alvarado, fue uno de los mayores emprendimientos
sanitarios realizados en el mundo hasta entonces, debido a la cantidad de
técnicos, vehículos y equipos que se movilizaron; a la enorme superficie
abarcada; a la coordinación; y sobre todo al espectacular resultado alcanzado
(disminución de casos nuevos, de 300.000 en 1946 a 137 en 1950) Durante su
gestión también fue creada EMESTA, primera fábrica nacional de
medicamentos, pese a las fuertes presiones de las multinacionales. EMESTA, que
estaba dedicada a abastecer a todos los establecimientos públicos del país,
constituyó un gran freno para las multinacionales ya que les impidió dominar el
mercado y abusar de los precios.
A partir de 1951 la salud de
Carrillo empieza a deteriorarse, debido a una enfermedad grave y progresiva
(hipertensión arterial maligna con manifestaciones encefalopáticas) que
finalmente lo llevaría hacia la muerte. Carrillo igual continúa al frente del
Ministerio ya que no quería abandonar al Presidente Perón. Sin embargo, por
esos años, comenzaba a evidenciarse las diferencias ideológicas de los
principales ministros y colaboradores de Perón. El contraalmirante Alberto
Tesaire, que era un hombre de la marina, y Angel Gabriel Borlenghi, proveniente
del sector socialista, conforman una sola camarilla, e inician una verdadera
ofensiva contra las jerarquías de la Iglesia. En consecuencia, Carrillo
comienza a ser marginado de los círculos íntimos del gobierno, pues su
condición de católico y nacionalista era considerada un obstáculo para las
aspiraciones de Tesaire y su camarilla. Si bien nadie lo acusó en forma pública,
sus adversarios decían en voz baja que Carrillo era más fiel a la Iglesia que
al peronismo. Pero Carrillo argumentaba que "sus creencia religiosas
formaban parte de sus ideas políticas"; a lo que agregaba que "todos
los planteos que oponen la religión al peronismo o a la inversa, son forzados,
carecen de razones y legitimidad. En todo ello hay una intención de aprovechar
desinteligencias y problemas coyunturales, para provocar una crisis
política".
El pensamiento de Carrillo era
coherente porque, en definitiva, el peronismo es un movimiento político no
confesional pero que tiene su fundamento en la Doctrina Social de la Iglesia.
La consagración de Tesaire como Vicepresidente de la Nación, el 25 de abril de
1954, tiene como consecuencia la absoluta marginación de Carrillo del entorno
presidencial. Este hecho haría irreversible su renuncia al Ministerio que se
formalizaría recién el 16 de junio de ese año.
El 15 de octubre de 1954 se
embarca en la motonave "Evita" rumbo a Nueva York. Allí da una serie
de conferencias en la Universidad de Harvard y visita varios
laboratorios, pero comienza a enfrentar dificultades económicas. Con
respecto a su progresiva enfermedad, en el país del norte se somete a un
intenso tratamiento con el cual logra algunas mejorías transitorias. Mientras
tanto los acontecimientos políticos en Argentina mostraban lo irreversible, el
golpe. El 31 de agosto de 1955 los trabajadores masivamente apoyaban a Perón,
pero las filas opositoras aceleraban los trabajos de la subversión, que estallaría
el 16 de septiembre de ese año.
Derrocado Perón, desde los
Estados Unidos Ramón Carrillo se entera del curso que sigue la política
argentina bajo el gobierno de la "Revolución Libertadora". En
consecuencia decide enviar un telegrama al general Leonardi poniéndose a
disposición del gobierno de facto para ser investigado. Carrillo no recibió
respuesta, pero al tiempo se enteraría de la interdicción de sus dos
propiedades, el allanamiento de las mismas y el secuestro de cuadros y libros
bajo la acusación de "enriquecimiento sin causa". En su defensa la
hermana de Carrillo se presenta ante la Junta Nacional de Recuperación
Patrimonial demostrando la legitimidad de los bienes. También en su
presentación Carmen Carrillo objeta al Decreto 5148/55 por ser absolutamente
inconstitucional por invertir el cargo de la prueba en el proceso, ya que
exigía al doctor Carrillo demostrar la legitimidad de sus bienes. Debido a que
la vida en Nueva York se le hizo demasiado onerosa, Carrillo consigue un empleo
en la empresa norteamericana Hanna Mineralization and Company, que tenía una
explotación en Brasil, a 150 kilómetros de Belem Do Pará.
El 1º de noviembre de 1955
llega a Brasil, y desde el primer momento se vincula con el Hospital de la
Universidad local, la Santa Casa de la Misericordia, sin darse a conocer. Sin
embargo, en el Hospital le dicen que no pueden emplearlo como médico, a lo que
él le responde que sólo desea colaborar. En Belen Do Pará conoce a un joven
médico, el doctor Jourdy, quien se convertiría en su amigo y discípulo. Los
avanzados conocimientos que Jourdy había recibido de Carrillo, llamaron la
atención de los profesionales del Hospital. Por esta razón, pidieron informes a
Río de Janeiro sobre el doctor Carrillo, por los cuales se enterarían de su
actuación científica y política. Desde ese momento Carrillo es llamado para
importantes consultas, exponer en conferencias y dar clases en el Hospital de
Aeronáutica y en la Santa Casa de la Misericordia.
Pese a su actividad en Belen
Do Pará, en marzo de 1956 Carrillo le anuncia a su esposa que le quedan nueve
meses de vida, luego de analizar un examen médico que se había realizado. Su
pronostico fue acertado, el 28 de noviembre de 1956 el doctor Ramón Carrillo
sufre un accidente cerebro-vascular y es internado en el Hospital de
Aeronáutica, donde finalmente fallecería el 20 de diciembre de 1956 a las 7 de
la mañana.
Su esposa y sus hijos
quisieron cumplir con la última voluntad de Carrillo, ser enterrado en su
Santiago del Estero natal. Sin embargo esto se demoraría por 16 años debido a
que la dictadura de Aramburu y Rojas se opuso a la repatriación de sus restos
por "razones políticas". Efectivamente, recién en diciembre de 1972
el ataúd con los restos del doctor Carrillo fue traído al país. En Aeroparque,
entre los que se presentaron rindiendo homenaje se encontraban familiares,
dirigentes obreros y viejos peronistas, civiles y militares, siendo el más
eufórico de ellos don Arturo Jauretche.
Finalmente, el 20 de diciembre de 1972 se
cumpliría la última voluntad del gran sanitarista argentino.
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