sábado, 19 de enero de 2013

20 de enero de 1516: El día que se comieron a Solís


Juan Díaz de Solís


En los comienzos de la conquista de los actuales territorios de la Argentina y Uruguay, los españoles sufrieron una gran pérdida, bastante sangrienta. La muerte del piloto mayor de España, Juan Díaz de Solís, a mano de los indígenas.

Vasco Nuñez de Balboa
En 1513 Vasco Nuñez de Balboa revela la existencia de un mar más allá de las tierras descubiertas por Colón, llamado luego océano Pacífico. Esto auguraba la posibilidad de llegar a las Indias a través de algún paso. En busca de aquel paso, partiría, Juan Díaz de Solís.



Fernando II de Castilla

El 14 de noviembre de 1514 Díaz de Solís capituló con el rey Fernando para que:

    ...fuera con tres navios á espaldas de la tierra, donde ahora está Pedro Arias, mi capitán general gobernador de Castilla del Oro, y de allí adelante, ir descubriendo por las dichas espaldas de Castilla del Oro mil setecientas leguas o más si pudiereis, contando desde la raya ó demarcación que vá por la punta de la dicha Castilla del Oro adelante, de lo que no se ha descubierto hasta ahora, sin tocar en tierra de Portugal, debiendo salir en Setiembre de 1515, hacer el viaje en secreto como que no es de mandato real, y al llegar á espaldas de Castilla del Oro, enviar un mensajero con cartas para hacer saber al rey, lo que descubriese y carta de la costa, y lo mismo á Pedrarias, y si halla camino ó abertura de Castilla del Oro á Cuba, avise esto inmediatamente…”

    Capitulación de Solís en 1514. 
    

El 8 de octubre de 1515 salieron de Sanlúcar de Barrameda tres carabelas con sesenta hombres a bordo. Tras una breve parada de abastecimiento en la isla de Tenerife, Solís partió hacia la costa del Brasil con su pequeña flota. Llegaron a la altura del cabo San Roque. Luego continuó hacia el sur, costeando el continente. A mediados de enero de 1516, alcanzaron la actual Punta del Este. Allí tomó posesión de la tierra en nombre del rey de España, llamando al lugar “Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria”.




“… Pasaron el Cabo de las Corrientes y fueron a surgir en una tierra en 29 grados y corrieron dando vista a la isla de San Sebastián de Cádiz, a donde están otras tres islas que dijeron de los Lobos, y dentro el Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria que hallaron en 35 grados, y aquí tomaron posesión por la Corona de Castilla…”

    Relación de Antonio Herrera








 

Vieron que la costa viraba hacia el oeste abriéndose a un inmenso estuario de unas aguas que cambiaban de un color azul verdoso a un marrón barroso. El Piloto Mayor ordenó probar esa agua, cuyo sabor resultó suave y azucarado. Como la extensión de aquella dulzura era enorme, le dio por nombre “Mar Dulce”. Luego se lo llamaría “Río de Solís”, y finalmente se impondría el nombre definitivo de Río de la Plata.




 “…Fueron a surgir al Río de los Patos en 34 grados y un tercio, entraron luego en un agua que por ser tan espaciosa, y no salada, llamaron Mar Dulce, que pareció después ser el río que hoy llaman de la Plata y entonces dijeron de Solís. De aquí fue el Capitán con él un navío que era una carabela latina reconociendo la entrada por la una costa de el río, surgió en la fuerza de él cabe una isla mediana en treinta y cuatro grados y dos tercios...”
  
  Relación de Antonio Herrera




Isla Martín García

El 20 de enero de Solís decidió salir a explorar. Con una de las carabelas comenzó a costear la actual orilla uruguaya a lo largo de ciento cincuenta km, y llegó a una isla a la cual llamó de “Martín García”, en honor al despensero de la expedición, muerto a bordo, que fue enterrado allí. Eso convirtió a Solís en el primer europeo en pisar, en forma comprobada, lo que hoy es la Argentina.



Ven sobre la costa, en un paraje entre Martín Chico y Punta Gorda, “muchas casas de indios y gente, que con mucha atención estaba mirando pasar el navío y con señas ofrecían lo que tenían poniéndolo en el suelo; quiso en todo caso ver qué gente era ésta y tomar algún hombre para traer a Castilla”.

Seducido por estas demostraciones de amistad, o quizá esperando conseguir víveres frescos y hacer algún comercio, Solís se embarca en un pequeño bote hacia la costa con el contador Pedro de Alarcón, Francisco Marquina y seis marineros más. Sabían que más al norte, en la costa atlántica, los indios eran bondadosos y ofrecían a los navegantes, frutas y otros géneros.


Una vez en tierra, en la margen izquierda del arroyo de las Vacas, caminaron un poco alejándose de la orilla. Los nativos estaban emboscados, esperándolos, y cayeron sobre ellos con boleadoras y palos, y los apalearon y despedazaron hasta matarlos a todos, con la única excepción del joven grumete Francisco del Puerto, que se salvó y quedó cautivo con los indígenas.



"… Siempre que fueron costeando la tierra hasta ponerse en el altura sobredicha descubrían, algunas veces, montañas y otras grandes riscos viendo gente en las riberas, y en esta del río de la Plata descubrían muchas casas de indios y gente con mucha atención estaba mirando pasar el navío y con señas ofrecían lo que tenían poniéndolo en el suelo. Juan Díaz de Solís quiso en todo caso ver qué gente era ésta y tomar algún hombre para traer a Castilla. Salió a tierra con los que podían caber en la barca; los indios que tenían emboscados muchos flecheros, cuando vieron a los castellanos, algo desviados de la Mar, dieron en ellos y rodeando los mataron sin que aprovechase el socorro de la artillería de la carabela, y tomando a cuestas los muertos y apartándolos de la ribera hasta donde los del navío los podían ver, cortando las cabezas, brazos, y pies asaban los cuerpos enteros y se los comían. Con esta espantosa vista la carabela fue a buscar el otro navío y ambos se volvieron al cabo de San Agustín a donde cargaron de Brasil y se tornaron a Castilla. Este fin tuvo Juan Díaz de Solís más famoso piloto que Capitán…”
   
 Relación de Antonio Herrera





La mayoría de los cronistas y otros testimonios de la época añaden que los indígenas descuartizaron los cadáveres a la vista de los que habían quedado en la carabela, y comieron los trozos de los españoles. No faltan modernos historiadores que niegan el hecho, considerándolo falso y como una de las tantas leyendas infundadas de  la conquista de América. 
José Toribio Medina
Pero el historiador chileno José Toribio Medina pudo probar, hace ya muchos años, que en efecto los indios mataron y comieron a los desdichados españoles, utilizando los testimonios de Diego García, y de muchos más, entre ellos los relatos del sobreviviente Francisco del Puerto.

La suposición de que los que se comieron al descubridor del Plata fueron los charrúas del Uruguay ha sido descartada, ya que no vivían en la zona en la cual desembarcó Solís. Los charrúas además, no eran antropófagos; eran cazadores y recolectores nómadas, que vivían en las costas del Río de la Plata y del río Uruguay, también vivían de la pesca y contaban con grandes canoas.

Carios o Guaraníes

Quedarían los carios o guaraníes, pero los detalles de la muerte de Juan Díaz de Solís, de la manera en que fueron referidos, muestran un canibalismo distinto al de los guaraníes, ya que faltan  los elementos simbólicos característicos, así como su ceremonial preparatorio y su forma de ejecución.




Esto indicaría que los autores materiales del festín habrían sido pobladores “guaranizados”, que asimilaron nada más que algunos rasgos culturales sin aprender el sentido de un ritual como el canibalismo de los guaraníes, que se distinguía justamente por la forma estudiada en que se cumplían las sucesivas etapas previas a sacrificar y comer a un prisionero de guerra.

Siempre se aplicaban con el sentido de absorber las virtudes del inmolado, que generalmente era un guerrero hecho prisionero en combate. Todo ese ceremonial no tenía comparación con la manera repentina y precipitada en que, según las fuentes, procedieron los indígenas a matar y devorar en el sitio mismo a los extraños que acababan de desembarcar. Tampoco hay ningún relato de otro acontecimiento similar que hubiera ocurrido en alguna parte del Río de la Plata, por lo que algunos historiadores, como se dijo más arriba, han puesto en duda la veracidad de las narraciones consideradas clásicas. Pero el hecho de que dejaran con vida al joven grumete Francisco del Puerto obedece a las costumbres de sólo comer a los guerreros, dejando fuera a niños y mujeres.

Sebastián Gaboto

El pobre grumete, abandonado por sus compatriotas, estuvo conviviendo muchos años con los indígenas, hasta que fue rescatado en 1527 por la expedición de Sebastián Gaboto. Francisco del Puerto les sirvió como intérprete durante la expedición, pero un día consideró que no era suficientemente recompensado y tramó una venganza. Durante una operación comercial con ciertos aborígenes, en el río Pilcomayo, organizó un ataque sorpresivo que infligió muchas bajas en los españoles. Nunca más se supo nada del grumete Francisco del Puerto.




 
El resto de los integrantes de la expedición de Solís, al mando su cuñado Francisco de Torres, regresaron a España, menos dieciocho marineros que quedaron abandonados en la isla de Santa Catalina, a la cual llegaron a nado tras el naufragio una de las carabelas.

Esos náufragos iban a tener un papel protagónico en la historia y conquista del Río de la Plata, ya que fueron ellos los que, rescatados por Gaboto, dieron comienzo a la leyenda del rey Blanco que vivía en una sierra de plata. Como su nombre lo indica era toda de plata, y estaba en las inmediaciones del inmenso Río de Solís, también bañado de plata. Esta leyenda es la que originó las expediciones al Río de la Plata, con el objetivo de encontrar grandes cantidades de plata. Pero la plata de la que tanto se hablaba, era la de los incas, en el Perú, y la del Potosí, en Bolivia…

Fuentes:

Fitte, Ernesto J. “Hambre y desnudeces en la conquista del Río de la Plata”. Academia Nacional de la Historia. Buenos Aires, 1980.

De Gandía, Enrique. “Descubrimiento del Río de la Plata, del Paraguay y del estrecho de Magallanes”. En: Historia de la Nación Argentina. El Ateneo y Academia Nacional de la Historia. Buenos Aires, 2° edición, 1955. Tomo II, capitulo III.


Herrera y Tordesillas, Antonio. “Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano que llaman Indias Occidentales”, En: Décadas Tomo I. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
 


Martínez Sarasola, Carlos. “Nuestros paisanos los indios” . Emecé. Buenos Aires, 1996.

Medina, José Toribio. “Juan Días de Solís. Estudio histórico” . Santiago de Chile, 1908.

Rubio, Julián María. “Exploración y conquista del Río de la Plata : siglos XVI y XVII” . Salvat, 1953.

Villanueva, Héctor. “Vida y pasión del Río de la Plata” . Plus Ultra, 1984.

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