sábado, 15 de junio de 2013

15 de junio de 1813: Bolívar lanza su proclama de "Guerra a Muerte"


Bolívar firma en Trujillo, el decreto de "Guerra a muerte"



El 15 de junio de 1813 el Libertador Simón Bolívar dicta, en horas de la madrugada, la famosa proclama de Guerra a Muerte. Es un documento terrible, calificado por algunos como de extrema crueldad y por otros como de una necesidad perentoria, como único medio de hacer interesar a los americanos en su propia causa y de aterrar a los españoles. Para los que han creído que esta Proclama de Bolívar en Trujillo era totalmente innecesaria y contraria a la moral, baste con recordarles todos los crímenes, excesos, violaciones, torturas, desmanes sin cuento de los realistas en esos días en que veían acercarse el fin de su dominación en tierras americanas.



La guerra en Venezuela había adquiridóó un carácter particularmente violento entre los años 1813 y 1814. Las crueldades y la falta de toda consideración para el contrario fueron la norma entre los bandos beligerantes. Los realistas, desde 1811, se habían negado a reconocerle beligerancia a los patriotas.


Los trataban como alzados, bandidos y traidores al Rey, sin reconocerles el derecho a luchar por la causa que defendían. En segundo término, la guerra de independencia presentaba características de una guerra civil. Los realistas obtuvieron fáciles triunfos, porque muchos pueblos se sublevaron contra los republicanos y proclamaron su adhesión al Rey de España. En el propio campo de batalla, los soldados patriotas desertaban y se pasaban al enemigo. Los jefes realistas supieron aprovechar la influencia del régimen colonial sobre el pueblo, la ignorancia y el fanatismo en que lo habían mantenido, para utilizarlo ahora en contra de la causa independiente.

Era necesario, pues, crear una conciencia nacional en favor de la independencia. El Libertador comprendió este hecho y se dispuso a tomar medidas para impedir que el enemigo siguiera teniendo éxito en sus propósitos de dividir al pueblo. Para transformar la guerra civil en guerra internacional; para crear en el pueblo y en los soldados la imagen de la patria libre que luchaba por la causa justa de su independencia nacional.


Libertador Simón Bolívar



Texto de la Proclama de Guerra a Muerte


Simón Bolívar, a sus conciudadanos Venezolanos:

Un ejército de hermanos, enviado por el Soberano Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y ya lo tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los opresores de las Provincias de Mérida y Trujillo.


Nosotros somos enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos y establecer los gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela. Los Estados que cubren nuestras armas están regidos nuevamente por sus antiguas constituciones y magistrados, gozando plenamente de su libertad e independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper las cadenas de la servidumbre que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin pretender dar leyes ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría autorizar


Tocados de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y en fin han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así, pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignominia y mostrar a las naciones del universo que no se ofende impunemente a los hijos de América.


A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna, aún, a abrirles por última vez una vía a la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir entre nosotros pacíficamente, si detestando sus crímenes y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de la España y al restablecimiento de la República de Venezuela.


Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la patria, y por consecuencia será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela y se unan a nosotros; en una palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado serán reputados y tratados como americanos.


Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de la senda de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables y que sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de Americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo de vuestros hermanos.


Esta amnistía se extiende hasta los mismos traidores que más recientemente hayan cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida que ninguna razón, causa o pretexto será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y extraordinarios que sean los motivos que nos deis para excitar nuestra animadversión.


Españoles y canarios, contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.


Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813.

Simón Bolívar

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